
Raúl López Gómez/Cosmovisión
Hoy está de moda que los políticos mexicanos vinculados con el crimen organizado –como es el caso de los servidores públicos del Partido Morena–, se inventen “maromas” impensables para engañar a los electores sobre sus afanes como “narco-políticos”.
Sin embargo, el tiempo, siempre implacable, volvió a cumplir con una de sus tareas fundamentales; poner a cada quien en su lugar.
Y vale el ejercicio memorioso porque cuando el mundo sabe que en el Congreso mexicano despachan lo mismo “narco-diputados”, que “narco-senadores”, resulta que algunos cínicos “morenistas” se dicen ofendidos porque la voz popular los señala precisamente como “narco-legisladores”.
Y es el caso del ex gobernador de Michoacán y actual diputado federal, Leonel Godoy, quien en San Lázaro se dijo insultado porque sus pares del PRI llaman a los legisladores de Morena “narco-diputados” y, al propio partido oficial, como “narco-partido”.
Lo simpático del tema, sin embargo, es que Leonel Godoy supone que los ciudadanos carecen de memoria para recordar que en 2010 su hermano, de nombre Julio César Godoy Toscano, fue el primer “narco-diputado”, afiliado al PRD, desde donde fue avalado, nada menos que por López Obrador y por Alejandro Encinas, entre otros.
La historia fue recordada una década después –el 12 de noviembre del 2020–, en un impecable texto de José Contreras, en su columna titulada “En la Mira”, que se publicó en la página La Otra Opinión, con el sugestivo título: “El día en que AMLO y Encinas dieron fuero a un narco”.
Así lo escribió: “El 21 de septiembre del 2010, el Palacio Legislativo de San Lázaro amaneció rodeado de elementos de la Policía Federal, de uniforme y de civil, que revisaban minuciosamente todos los vehículos que se dirigían a ese lugar.
“La Policía Federal trataba de detener a Julio César Godoy Toscano, diputado federal electo del PRD, que no había podido rendir protesta debido a que pesaba sobre él una orden de aprehensión por delincuencia organizada. La PGR lo acusaba de estar vinculado con ‘La Tuta’, el líder de ‘La Familia Michoacana’.
“Entonces, los diputados del PRD, Alejandro Encinas, José Narro Céspedes y Guadalupe Acosta Naranjo, entre otros, maniobraron para meter a Godoy a San Lázaro, oculto en una camioneta que no fue revisada por la policía debido a que los perredistas exigieron “respeto a su fuero”.
“Julio César Godoy permaneció dos días oculto en las oficinas de Encinas, quien entonces era coordinador de la bancada del PRD en San Lázaro, y el 23 de septiembre se presentó en el pleno bien bañado y rasurado, en donde le fue tomada la protesta como diputado federal. Godoy ya tenía fuero.
“Era un secreto a voces que todo el operativo para introducir tramposamente a Godoy a San Lázaro y revestirlo de fuero obedeció a la instrucción del entonces “presidente legítimo” Andrés Manuel López Obrador, para que el michoacano –hermano del entonces gobernador Leonel Godoy—rindiera protesta a como diera lugar.
“Al paso de los días, y ante las evidencias contundentes de que Julio César Godoy estaba involucrado con la delincuencia organizada, Encinas reconoció que había cometido un error y le pidió a Godoy que solicitara licencia y se entregara.
“Pero ya era demasiado tarde. Godoy aprovechó el fuero que le facilitaron su “presidente” y sus compañeros de bancada y se dio a la fuga. Para cuando fue desaforado, el 14 de diciembre del 2010, ya nadie sabía en dónde estaba.
“Ahora, diez años después (en el 2020), Julio César Godoy reapareció tan campante para tramitar un amparo contra cualquier orden de aprehensión y logró que una jueza le otorgara la suspensión provisional.
“La reaparición de Godoy, precisamente cuando López Obrador ya es presidente constitucional de la República, podría ser una mera casualidad, si es que en política existieran las casualidades.
“El encubrimiento y la toma de protesta de Julio César Godoy Toscano como diputado federal es uno de los pasajes más vergonzosos en la historia del Congreso mexicano…”. (FIN DE LA CITA)
Al final de cuentas resulta que Alejandro Encinas, Guadalupe Acosta Naranjo y José Narro Céspedes, habían violado distintos artículos del Código Penal Federal, por cometer los delitos de “encubrimiento y coalición de servidores públicos”. Ninguno fue sancionado.
Mientras tanto, como ya se dijo, el primer “narco-diputado”, Julio César Godoy Toscano, reapareció diez años después –a finales del 2020–, para convertirse, de nueva cuenta, en protegido del entonces “narco-presidente”, López Obrador.
¿Aún dudan que el Estado mexicano es un “narcoestado”, con “narco-presidentes”, “narco-legisladores”, “narco-gobernadores”, “narco-alcaldes” y con un partido oficial que, en los hechos, es un “narco-partido”?
Al tiempo.