
Raúl López Gómez/Cosmovisión
La lista de funcionarios y políticos mexicanos presuntamente vinculados al crimen organizado del huachicol y el aviso de que en el corto plazo perderían su visa para viajar a Estados Unidos fue desmentida en dos ocasiones por la embajada de Estados Unidos en México, pero la amenaza sí existió y sigue latente: en tres ocasiones el presidente Donald Trump se ha referido a los narcopolíticos mexicanos e inclusive se aventó la declaración de que México es un narcoestado.
La desmentida lista de funcionarios bajo la mira de EU fue colocada en el espacio mediático por Santiago Levy, funcionario que trabajo en las administraciones capitalinas de Miguel Ángel Mancera y de Claudia Sheinbaum Pardo, pero luego se salió de ese espacio, se fue a radicar a Estados Unidos y desde ahí está bombardeando con narcolistas y las visas.
En los últimos meses, Levy ha tenido dos avances informativos que resultaron ciertas, lo cual le confiere a su narco lista credibilidad cuando menos mediática. Pero hay un dato adicional que no debe perderse de vista: víctima de amenazas, Levy logró ya una alianza política con republicanos radicales que manejan información sobre México. De ahí que el peso de sus narcolistas haya provocado desmentidos oficiales de la embajada americana.
Pero el contexto del tema sigue siendo latente y válido: el presidente Donald Trump, la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad Interior han denunciado clara, nítida y persistentemente el tema de los narcopolíticos mexicanos que –en la lógica americana– son los que impiden acciones efectivas de las autoridades contra los cárteles del narcotráfico. Inclusive, eludiendo todo el protocolo bilateral, Trump señaló en una de sus tantas declaraciones que la presidenta Sheinbaum no se atreve a combatir a los narcos y eso no le permite pensar con claridad.
Y el asunto de los narcopolíticos es más importante que una lista presuntamente alimentada por fuentes republicanas en Washington: el presidente Trump le pidió formalmente a la presidenta Sheinbaum en una conversación telefónica que les permitiera ingresar tropas estadounidenses a México para combatir a los cárteles del narcotráfico que el gobierno mexicano no se atrevía a tocar, más tarde y en el mismo contexto la secretaria de Seguridad Interior –Kristi Noam– se reunió con la presidenta Sheinbaum en Palacio Nacional y dijo que ahí le había entregado una lista de peticiones de la Casa Blanca para el tema del narcotráfico y en el ambiente de la entrega de 29 narcos mexicanos a la justicia estadounidense también se habló de que México no tiene fuerza para derrotar a los cárteles por la protección de la narcopolítica.
De ahí que no sea suficiente la información del miércoles en la noche de la embajada de Estados Unidos señalando que la lista –y presenta una fotografía– de presuntos narcopolíticos que estarían en posibilidad de perder su visa era falsa, pero en el lenguaje diplomático hay muchos niveles para ocultar realidades: una cosa es que esa lista sea falsa y otra cosa que el Gobierno de Estados Unidos en declaraciones públicas que constan ya en el Archivo Histórico de la Casa Blanca haya acusado a México de ser un narcoestado y de que los cárteles del narcotráfico están protegidos por gobernantes.
En el lenguaje también entre diplomático y de doble sentido, el Gobierno de Estados Unidos oficialmente le retiró la visa a la gobernadora bajacaliforniana María del Pilar Avila y a su esposo, dejando en el misterio y por lo tanto en el espacio de cualquier tipo de interpretación política las razones de esa cancelación de permisos para ingresar legalmente a territorio americano. Y el tema es mucho más importante porque aparentemente el esposo de la gobernadora sí está en expedientes judiciales americanos sobre delitos, y es la hora de que ni se aclaran las razones ni se le regresa la visa nada menos que a la gobernadora del principal estado fronterizo con Estados Unidos en el oeste, por donde ingresa la parte más importante del narcotráfico de México hacia territorio estadounidense.
Puede ser que las listas circuladas por Levy en redes sean producto –en el peor de los casos– de una mente calenturienta, pero la lista de señalamientos presidenciales e institucionales de Estados Unidos hacía los narcopolíticos mexicanos y el narcoestado mexicano son más importantes porque siguen vigentes, y justamente esta percepción oficial estadounidense fue la que decidió al presidente Trump a tomar posesión de su cargo a decretar como terroristas a los cárteles del narcotráfico para conseguir un espacio unilateral de la peligrosa doctrina de extraterritorialidad jurídica, de seguridad y militar que inventó nada menos que el alabado el presidente Obama, profesor de Derecho constitucional.
Ahí se localiza, en la posición de la Casa Blanca, el verdadero temor a las narcolistas.
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Política para dummies: la política es el territorio de la criminalidad porque permiten funcionar/fusionar dos zonas de poder.
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