
Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
La elección pasada fue la primera sin la figura del expresidente López Obrador. Se pudo medir a los candidatos y el arrastre del partido Morena en Veracruz y Durango.
Los resultados son buenos, considerando que fue una elección que quedó intermedia entre administraciones, y a la gobernadora Rocío Nahle le tocaron pocos meses de su administración durante el proceso, cuando aún estaban presentes las facturas de la anterior gestión.
Es una elección que permite hacer una valoración de los responsables de operar en las distintas zonas del estado.
Esto permite ver quién entregó resultados y quién no, así como ajustar la maquinaria para las próximas jornadas electorales, en las que se renovarán el Congreso federal y el local. Será ahora sí una elección en la que la gobernadora haga un balance real de los resultados de su administración.
En tanto, Movimiento Ciudadano (MC) sigue en campaña en redes, repitiendo que es la segunda fuerza política en la entidad y en el país. Habrá que esperar a que inicien las administraciones municipales para ver cuántos alcaldes siguen perteneciendo a un partido que es de coyuntura y no de arraigo. Es un fenómeno común que los alcaldes cambien de filiación después de ganar.
Esta semana, la gobernadora Rocío Nahle sentenció que varios candidatos de MC están vinculados a la delincuencia organizada o tienen procesos legales abiertos. Esto no sería nuevo para el partido naranja, pues el exgobernador Enrique Alfaro ha sido señalado por las mismas razones. ¿Será cierto que el crecimiento de la fuerza naranja está vinculado al crimen organizado?
Lo que sí es evidente es el despilfarro financiero en sus campañas; tan solo la capital del estado fue testigo de ello.
Otro aspecto a reflexionar es la Universidad Veracruzana, que está en el debate por la prórroga solicitada por el actual rector, Dr. Martín Aguilar. Es interesante ver que la máxima casa de estudios, que parecía dormida, se está moviendo al debate.
Es preocupante que las voces de la disidencia sean encabezadas por personajes como Raúl Arias y Víctor Arredondo, quienes finalmente también son responsables de la precaria situación en la que se encuentra la institución. Tan solo el caso del pionero en hacer campaña de taquero por MC, Raúl Arias, quien estuvo tres periodos en la rectoría; no se recuerda alguna protesta en aquellos tiempos. Qué bueno que ahora la comunidad universitaria muestre interés en la sucesión de la rectoría.
El lunes se movilizaron a las oficinas de rectoría y de allí al centro, con un contingente pequeño y encabezados por los aspirantes a candidatos a rector. Hubiera sido curioso ver a la comunidad universitaria en el debate sobre la prórroga.
Sin duda, la participación de los demás candidatos resta peso al tema y lo convierte en un acto de proselitismo. Por lo pronto, se abrió la consulta universitaria para debatir la famosa prórroga. Ese debe ser el sentido natural de una universidad: el debate como parte de la producción de conocimiento.