
Raúl López Gómez/Cosmovisión
Justo en el tiempo político-estratégico de la solicitud del presidente Trump a la presidenta Sheinbaum para permitir tropas americanas dentro de territorio mexicano y perseguir a los cárteles del narcotráfico, México hizo un movimiento político que no logró más que alertar a Washington de que los tiempos del choque entre las dos naciones se está agudizando.
Al iniciar el fin de semana, la secretaria general de Morena, Carolina Rangel Gracida, realizó una visita sorpresa a La Habana para reunirse con el presidente Miguel Díaz -Cancel y suscribir un pacto político entre Cuba y México a nivel de partidos, aunque sin señalar motivos ni alcances. Pero lamentablemente Cuba es una pieza estratégica que realmente no vale nada, a menos de que esté representando en el continente americano los intereses de la Rusia de Putin, con lo cual subiría la intensidad de las alarmas en los mexican desk de Washington. En todo caso, la jugada cubana llevó la firma de López Obrador y le causó problemas a Palacio nacional en la Casa Blanca.
Si se revisa con cuidado todo el cerco estadounidense alrededor de México, se tendrán las evidencias de que todo se centra en un solo tema: Estados Unidos quiere la destrucción total de la infraestructura física, de producción de droga, de altos capos del cártel de Sinaloa –por lo pronto, pero también de los otros cinco que fueron ya declarados narcoterroristas– y sobre todo de la estructura de protección política del régimen de Morena a esas organizaciones de drogas.
En las últimas semanas, el presidente Trump está empujando con mucha intensidad su estrategia sobre el mundo y desde luego sobre México:
–Está doblando a China con los aranceles.
–Está negociando en secreto con Rusia para dividirse Ucrania, y por lo pronto Trump ya firmó un contrato para quedarse con una buena porción de las tierras raras ucranianas.
–En los 100 días de gobierno, Trump ha logrado cuando menos la autorización a cinco misiones específicas y especiales de sus fuerzas militares de seguridad para entrar oficialmente a México y con permiso del Congreso mexicano a capacitar a las Fuerzas Armadas mexicanas en tareas de las cuales los mexicanos tienen una sobresaliente capacitación propia y no necesitan el enfoque estadounidense.
–La llamada de Trump a la presidenta Sheinbaum Pardo para solicitar la autorización a que fuerzas militares formales y de combate de EU entren a México a perseguir narcos ocurrió el 17 de abril y la presidenta la reconoció el 2 de mayo. Es decir, México guardó diplomático silencio para no echarle más gasolina a la hoguera, pero la Casa Blanca filtró la solicitud. Esos militares serían modernas tropas tipo general John J. Pershing que se metieron a territorio mexicano en 1916-1917 a perseguir infructuosamente a Pancho Villa por sus ataques al pueblo de Columbus, en EU.
–Los elogios de Trump a la presidenta mexicana simplemente funcionan como avisos de los toletazos políticos de la Casa Blanca contra México, en el modelo ya muy conocido de la zanahoria y el garrote.
–La semana pasada Trump volvió a invocar su decisión ejecutiva unilateral que declaró narcoterroristas a los cárteles del narcotráfico que operan en México, mandando de manera obvia el mensaje de que la agenda temática en cárteles es el punto central que estaría definiendo el tipo de relaciones de la Casa Blanca de Trump con México.
–El juego de sube y baja en aranceles está rompiendo la estabilidad económica que requiere México, a sabiendas de que las amenazas mexicanas de irse a vender a otros países son sencillamente bluf porque el comercio exterior no funciona en automático. Reorientar la capacidad de comercio exterior de México a otras naciones o bloques de naciones tardaría entre cinco a diez años.
–Mensajes muy concretos del Departamento de Justicia y del Departamento del Tesoro la semana pasada insistiendo que el Cártel Jalisco Nueva Generación –ya no el de Sinaloa del Chapo— es el principal involucrado en el tráfico de fentanilo a Estados Unidos y sobre todo en el robo de combustible americano, una especie de huachicol gringo. Y el Departamento de Justicia emitió una alerta –FinCEN Alert– señalando que el contrabando de combustible en Estados Unidos en la zona del suroeste está dominado por los cárteles mexicanos del narcotráfico.
–Y también la semana pasada la oficina del representante comercial de Estados Unidos emitió un reporte especial para denunciar que el Cártel Jalisco está controlando todo el contrabando en Tepito, en el corazón de la Ciudad de México.
Las presiones estadounidenses tienen como objetivo central la identificación y desde luego arresto de políticos que están apadrinando a cárteles del narco, sobre todo la reciente crisis en Sinaloa donde Morena apoyó al gobernador Rubén Rocha Moya que tiene pactos con los grupos del Mayo.
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Política para dummies: la política es una alarma sísmica en la política.
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