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Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
En el 108 aniversario de la promulgación de la Constitución General de la República de 1917 y en tiempos de la presidenta Claudia Sheinbaum, se dan las diferencias normales con la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ministra Norma Piña, que no cede ni un ápice a la realidad de que el Poder Judicial Federal de este país dañado y con serios problemas en la administración de justicia, debe transformarse.
El poder judicial federal, enfermo de nepotismo, corrupción y sobre todo de la ausencia de ética profesional, amalgama a una élite de personajes que en décadas se beneficiaron de un poder que convirtieron en una cueva de ladrones.
Los ministros con propiedades en Estados Unidos, los ahorros en paraísos fiscales y todo los lad inmensas prestaciones y desorbitada remuneración salarial con bonos, seguros médicos mayores, pagos de celebraciones y con pago de choferes y servicios domésticos con cargo al erario público.
También, los seguros de los vehículos particulares con seguros contra todo, y a cuenta del presupuesto oficial.
Muchos excesos, muchos abusos de una élite burocrática al estilo virreinal y en pleno nuevo milenio y en la era del Ciberespacio.
Pero lo más grave, es que se usó la justicia federal con fines personales, de grupo y de élite en donde entrar de la calle a un puesto en el poder judicial federal, era imposible.
Hoy los miembros de esa clase divina de las pensiones ostentosas, dejarán el poder y llevarán personas de la academia, con carrera judicial y abogados hombres y mujeres que tendrán la oportunidad de acceder a un cargo por medio del voto popular y con ello un inicio de un cambio histórico, a quienes hicieron de la impartición de justicia todo un negocio a fin del grupo de poder.
Y son muchos, como diría Facundo Cabral, que hasta en el poder de la SCJN, que pocos pudieron entrar a trabajar y para ingresar tenían que hacerlo como intendentes los abogados de fuera y los de la “familia” a fin al poder en turno todas las oportunidades y canonjías.
La ausencia de la ministra Norma Piña, al evento de aniversario de la Promulgación de la Constitución, ha sido una acción directa en donde la estadista, y presidenta de este país, Claudia Sheinbaum, con justa razón, dice basta del cinismo de los personajes corruptos, que gracias a Dios ya se van y dar paso a otras generaciones y otros personajes que antes tuvieron cerradas las puertas de un poder judicial federal, omiso, obeso y obsoleto a los principios del derecho, de la equidad y de la justicia que la hicieron polvo, y ahora lloran al fin de la abundancia. Andale. Así las cosas.