Bernardo Gutiérrez Parra/Desde el Café
Si se analiza con sensatez, con seriedad, con cabeza fría, sin fanatismo y, sobre todo, con sentido político, sin duda que en Palacio podrían llegar a la conclusión de que el mensaje de Donald Trump resulta, en los hechos, un regalo impensable para la presidenta Claudia Sheinbaum.
En efecto, si por un momento la “presidenta” y su claque pudieran alejarse del fanatismo “lopista”, si quisieran sacudirse la tutela de Palenque y si por un momento se atrevieran a ver con claridad los beneficios de la relación del nuevo gobierno norteamericano con México, sin duda que sacarían una inmejorable raja políticas a favor del Estado todo y, por tanto, de los mexicanos.
Es decir que, si por un momento en Palacio se atrevieran a pensar y actuar en favor de beneficios de las mayorías, en general, la llegada de Trump se pudiera convertir en el mejor regalo para la mandataria mexicana.
El problema, sin embargo, es que la “señora presidenta” parece atrapada por las “herencias malditas” de su mentor y aún jefe, quien no sólo sigue siendo el verdadero “mandamás detrás del trono”, sino que, en los hechos, López Obrador resulta el verdadero responsable de la debacle que ya es visible en el gobierno de Claudia.
En pocas palabras, la “herencia maldita” que dejó Obrador a la señora Claudia, no sólo la tiene atrapada en el pasado, sino que es el mayor lastre para la primera mujer que llega al poder presidencial en México.
Y, frente a esa realidad, las preguntas obligadas.
¿Estará dispuesta la “presidenta” a pasar a la historia por sus acciones propias o, por el contrario, seguirá atrapada por la maraña de trapacerías que le dejó López Obrador?
¿Y, por qué el mensaje de Trump se puede convertir en un regalo impensable para la presidenta mexicana?
1.- Porque Claudia Sheinbaum tiene una oportunidad de oro para sacudirse la perversa alianza que le impuso AMLO a su gobierno, con los cárteles del crimen organizado.
2.- Porque la colaboración entre los gobiernos de México y EEUU puede ser histórica para poner fin al crimen organizado, una de las mayores amenazas para la relación bilateral y para el mundo.
3.- Vale recordar que la primera obligación de la presidenta mexicana es la defensa de la soberanía y la independencia, que se han perdido no por la llegada de un gobierno como el de Trump, sino que López Obrador entregó esa independencia y soberanía a las bandas criminales que hoy está dispuesto a perseguir el nuevo presidente norteamericano.
4.- En efecto, si la señora Claudia tiene el valor de colaborar con el gobierno de EEUU para capturar a todos los jefes del crimen organizado, no sólo pasará a la historia como una mujer de Estado, sino como la primera presidenta que se preocupó, en los hechos, por acabar con la violencia y por garantizar la seguridad de los ciudadanos.
5.- La “señora presidenta” también tiene en sus manos la posibilidad de desmantelar la red de “narco-gobernadores”, como los de Sinaloa, San Luis Potosí, Guerrero, Michoacán, Puebla, Tamaulipas y Quintana Roo, entre otros.
6.- De lo contrario, si continúa en la defensa a ultranza de la alianza con las mafias criminales, esas mafias terminarán por devorar a su gobierno y por llevar a México y a los mexicanos a uno de las peores etapas de la historia.
7.- Peor aún, si “la señora presidenta” mantiene la impunidad de los cárteles mexicanos del crimen, tarde o temprano la propia señora Claudia, igual que López Obrador, terminarán en la mira del gobierno norteamericano que los podría llevar presos en cualquier momento.
8.- Además, porque el endurecimiento del discurso “trompista”, es una oportunidad irrepetible para que “la presidenta” se sacuda del gabinete a ese hato de incompetentes, sátrapas y estultos que le impuso López Obrador y que hasta el 21 de enero pasado no atinaban a diseñar una estrategia preventiva frente a lo que venía con el nuevo gobierno norteamericano.
9.- Porque, de igual manera, “la presidenta” mexicana tiene en sus manos la posibilidad de revertir la destrucción democrática iniciada por López Obrador, lo que colocaría a su gobierno en inmejorables condiciones para negociar y exigir respeto al TMEC, frente a un presidente mentiroso, provocador y arrogante, como Donald Trump.
10.- Y, en sentido contrario, si la “señora presidenta” desdeña “el regalo” del nuevo mandatario norteamericano, entonces podremos estar seguros de que en Palacio sólo despacha una encargada que, en la práctica, no toma decisiones.
Al tiempo.