Raúl López Gómez/Cosmovisión
Gracias a los extraordinarios oficios culturales de la maestra Ix-chel Báez, alta funcionaria del Fondo de Cultura Económica (FCE), se logró la publicación del libro *Yanga: una historia de aguerridos cimarrones libertarios*, escrito por el académico y político Carlos Ímaz Gispert, en colaboración con el Ayuntamiento de Xalapa durante la administración 2021-2025. Este es el primer municipio de los más de 2500 que existen en el país en coeditar una publicación junto con el FCE. Báez Barrera es heredera de una vocación cultural transmitida por su línea paterna.
El pasado viernes 25 de octubre, en el Centro Recreativo Xalapeño (1913), se llevó a cabo la presentación de esta primera coedición del FCE y el Ayuntamiento de Xalapa. A las 18 horas, se inició la presentación de la primera novela sobre el libertador Yanga, acontecida a principios del siglo XVII en la provincia de Veracruz. La presentación estuvo a cargo del director general del FCE desde 2019, el escritor Paco Ignacio Taibo II, quien ofreció una breve conferencia sobre cómo se ha narrado la historia en este país.
El autor Carlos Ímaz Gispert, nacido en 1958, es el segundo hijo del matrimonio conformado por el matemático mexicano Carlos Ímaz Jahnke y la investigadora etnobotánica Montserrat Gispert Cruells. Es nieto del filósofo español Eugenio Ímaz Echeverría. Se graduó como licenciado en Sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM en 1985 (cédula profesional 991615) y obtuvo el título de Doctor en Educación por la Universidad de Stanford. Desde 1984, es profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue líder estudiantil en la UNAM y más tarde se unió al Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 1989. Es autor de una media docena de títulos, y su nueva publicación es una novela bajo el sello editorial del FCE.
Fue interesante escuchar al público asistente opinar sobre la ignorancia que reina en torno al conocimiento de la vida y obra del africano Yanga, así como sobre todas las implicaciones del tema. Todo indica que los mexicanos desconocemos la obra de Gonzalo Aguirre Beltrán (1908-1996), quien hace 88 años publicó *La población negra en México*, iniciando los estudios sobre la contribución de la presencia de los esclavos africanos que llegaron en los primeros años del virreinato de la Nueva España. El actual México está impregnado de la herencia africana, no solo en las costas, sino también en el interior del país; siempre hubo trabajo forzado de africanos de diversas etnias, siendo la mayoría de la región bantú.
En el imaginario colectivo, hay una escasa noción de la vida y obra de Yanga, que proviene de pequeñas referencias en los libros de educación básica. Se narra la historia de un esclavo que, a pesar de ser príncipe en su reino, tuvo la mala suerte de ser capturado y llevado a la Nueva España, donde fue destinado a trabajar en los sembradíos de caña de azúcar, introducida tempranamente en la región de Córdoba-Orizaba. Logró organizar a un grupo de esclavos y escapó para fundar su propia comunidad, una narración que carece de una explicación más profunda, siendo transmitida a través de la oralidad.
Hoy en día, Yanga es el nombre de un municipio, de calles, de murales pintados por Melchor Peredo, y de monumentos; es un nombre que adorna la historia que se narra en el país, pero a menudo parece más un cuento que una realidad.
La bibliografía sobre la vida y obra de Yanga es muy escasa, con solo algunos artículos y fragmentos en libros. El doctor en historia Alfredo Delgado Calderón, actual director del Museo de Antropología de la Universidad Veracruzana, publicó en 2022 su trabajo de investigación *El costo de la libertad. De San Lorenzo Cerralvo a Yanga* (INAH, México, 491 pp.). Este es, sin duda, el primer estudio con rigor científico sobre el tema. Su investigación, que involucra muchas horas en archivos civiles y eclesiásticos del virreinato de la Nueva España, en la región donde ocurrieron los eventos relacionados con Yanga, presenta una propuesta que cuestiona el mito que se ha ido creando alrededor del supuesto esclavo africano. Espero que la población lea dicho trabajo para tener una visión más clara de la figura del libertador; el libro presenta su historia en cuatro grandes capítulos que apenas están siendo contados con la seriedad que merecen.
Carlos Ímaz Gispert, a través de la literatura, nos presenta la figura de Yanga en su biografía novelada *Yanga: una historia de aguerridos cimarrones*. Con este enfoque que delinea la frontera entre la historia y la ficción literaria, se nos permite imaginar todo aquello que no está documentado en los archivos.
La lectura de esta novela está respaldada por una rigurosa investigación bibliográfica sobre el tema. Me recordó mis primeras lecturas que el Dr. Gonzalo Aguirre Beltrán me encomendó cuando inicié mi trabajo de tesis de licenciatura en historia, centrada en los afrodescendientes en Tlacoltalpa en la segunda mitad del siglo XVIII.
Gracias a la imaginación del novelista, que inicia su relato en el África Occidental, describiendo cómo los esclavistas europeos llegaron a esas regiones para capturar seres humanos para venderlos en las tierras del Nuevo Mundo desde 1492, se desarrolla una visión de cómo se realizaba el viaje desde las costas africanas a las de Andalucía, cruzando el Atlántico, con una primera parada en La Habana y, finalmente, la llegada a San Juan de Ulúa, en el puerto de Veracruz.
Ya en tierras veracruzanas, se narra el cambio de nombre y la compra de Yanga para ser destinado a una hacienda cañera, así como la organización de un pequeño grupo de rebeldes que logra escapar y dirigirse a la montaña para construir su espacio de libertad. La novela se lee rápidamente, cada frase invita a imaginar las acciones de casi 500 años atrás.
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