Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
El reciente anuncio del programa «Salud Casa por Casa», presentado por la presidenta Claudia Sheinbaum, parece a simple vista una medida positiva para garantizar el bienestar de los adultos mayores en México. Sin embargo, surgen preguntas importantes: ¿Quiénes serán realmente los beneficiados y qué tan eficaz será este programa para mejorar la calidad de vida de este sector? Aún más preocupante ¿Serán capaces los médicos y enfermeras de sobrellevar las verdaderas necesidades de nuestros mayores?
Es innegable que este programa está diseñado para identificar los padecimientos y necesidades de los beneficiarios de la Pensión Bienestar, una población que enfrenta diversas dificultades, desde problemas de salud hasta la falta de apoyo social. Sin embargo, la estructura del programa parece más enfocada en recabar información que en proveer soluciones inmediatas y tangibles. Durante la conferencia mañanera del 7 de octubre, la secretaria del Bienestar, Ariadna Montiel, detalló los pasos a seguir: censos realizados por Servidores de la Nación, identificación a través de un uniforme color caqui, y la solicitud de documentos como identificación oficial y CURP.
POR EL BIENESTAR DE LOS ADULTOS MAYORES
Este censo incluirá un cuestionario bastante amplio, diseñado para captar información no solo médica, sino también social y económica. A continuación, algunos de los aspectos que se evaluarán:
1. Datos personales: Nombre, edad, y lugar de residencia. Información del auxiliar o cuidador que lo asista en caso de necesitarlo.
2. Datos sobre la vivienda: Condiciones del hogar. Número de habitantes en la vivienda.
3. Educación: Nivel educativo alcanzado por el adulto mayor.
4. Ocupación e ingresos económicos: Situación laboral actual. Fuentes de ingreso y estabilidad económica.
5. Relaciones familiares y red de apoyo: Con quién vive y si tiene una red de apoyo familiar o social.
6. Ocio y esparcimiento: Actividades recreativas o hobbies que realice.
7. Violencia y discriminación: Situaciones de violencia física o psicológica que haya experimentado. Casos de discriminación por edad, género o condición de salud.
8. Antecedentes clínicos: Historia médica personal, como enfermedades pasadas o actuales.
9. Vacunas: Registro de vacunas recibidas.
10. Enfermedades actuales: Afecciones crónicas o recurrentes.
11. Estudios clínicos: Exámenes médicos recientes.
12. Visitas al médico: Frecuencia con la que acude a consultas médicas.
13. Medicamentos: Lista de medicamentos que consume actualmente.
14. Discapacidad: Si presenta alguna discapacidad y cuál es su grado de dependencia.
15. Alimentación: Hábitos alimenticios, acceso a una dieta equilibrada.
16. Actividad física: Frecuencia con la que realiza ejercicio o actividad física.
17. Salud emocional: Estado anímico y presencia de condiciones como depresión o ansiedad.
EL RETO LOGÍSTICO O LA SATURACIÓN DE LA CARGA LABORAL
Si bien estos procedimientos buscan orden y claridad, queda en tela de duda si los recursos y el personal involucrados serán suficientes para cubrir la amplia población que necesita atención. Aunque se recopile información exhaustiva, el reto verdadero será la implementación de un seguimiento adecuado, algo que ha sido históricamente un desafío para los programas de salud pública en México. Nos queda muy claro que, si bien no hay médicos suficientes en el sistema de salud actual, mucho menos los habrá para acudir a todos los domicilios involucrados en este programa. ¿Habrá los suficientes geriatras para atender a los millones de pacientes?
La iniciativa, sin duda, pone el foco en la medicina preventiva y las atenciones primarias, como bien lo mencionó el doctor David Kershenobich, secretario de Salud. No obstante, el éxito de «Salud Casa por Casa» dependerá en gran medida de la rapidez y eficacia con la que se aborden los problemas detectados. Si los adultos mayores deben esperar meses para recibir tratamientos o visitas de seguimiento, el impacto positivo de este programa será mínimo. Habría por comenzar primero con eficientar las consultas en el Seguro Social o en el ISSSTE.
Además, está el reto logístico. Los trabajadores de la salud, en muchos casos con carga laboral saturada, serán quienes asuman la tarea de atender las consultas a domicilio. ¿Cómo equilibrarán la demanda creciente con sus obligaciones habituales en hospitales y clínicas? Aunque el objetivo es desaturar los servicios hospitalarios, la realidad podría ser que el personal de salud termine enfrentando una sobrecarga adicional, afectando la calidad del servicio.
CARTILLA DE SALUD Y SU IMPLEMENTACIÓN EFICIENTE
Finalmente, está el tema de la cartilla de salud que se entregará en la primera visita. Este documento será esencial para llevar un control del historial médico, pero, de nuevo, la clave será su uso adecuado. Una cartilla por sí sola no garantiza un mejor cuidado; solo un seguimiento constante y personalizado puede hacerlo.
En resumen, el programa «Salud Casa por Casa» es un paso en la dirección correcta, pero no es la solución definitiva para mejorar la vida de nuestros adultos mayores.
Se requerirá de una implementación eficiente, seguimiento continuo y, sobre todo, una verdadera voluntad de garantizar que los más vulnerables reciban la atención que merecen, sin quedar atrapados en la burocracia o la lentitud del sistema. La salud de nuestros mayores no puede esperar a que los servicios médicos sean como los de Dinamarca, no hay tiempo que perder.