Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
No cabe duda que el poder es adictivo. Mientras se discute ya por autoridades la presunta reelección de Alejandro Moreno Alito y el cambio de los estatutos del PRI, se ponen en la lista, los líderes del sindicato de Pemex con Ricardo Aldana a la cabeza y para variar 48 años después, Francisco Hernández Juárez líder casi eterno del Telmex, para reelegirse. La herencia de Fidel Velázquez surte efectos importantes, ya que no aportó otra cosa. Estar al frente de un partido y de un gran sindicato es uno de los mejores negocios que tiene México. La interioridad respetada en ambos organismos, partidos y sindicatos, funciona de maravilla para quien logra apoderarse de la titularidad. En algunos países, que fue el caso de México en el sistema priísta, la imposición permanente de una persona no fue necesaria; con el sistema bastaba. Pero hubo la salvedad, en sindicatos sobre todo, de ahí la permanencia de un tipo como Velázquez y otros similares que no tuvieron, no obstante, la misma repercusión.
QUE HA APORTADO HERNÁNDEZ JUÁREZ A LA LUCHA SINDICAL EN MÉXICO
Disminuido en sus luchas, el sindicato mexicano carece de la gran embestida que dio en épocas pasadas, de las que salieron precisamente los líderes mencionados. Pero igual que pasó con Porfirio Díaz, que fue un héroe en su momento y después se convirtió en dictador así ocurrió al menos con Hernández Juárez, sin que haya sido alguna vez un gran luchador, pero lo intentó. Su cercanía con sindicatos importantes entre ellos los universitarios, trató a partir del sindicato de Telmex, crear una estructura progresista a través de la Unión Nacional de Trabajadores que al parecer ha quedado en el olvido. En situación similar ha caído el sindicato de la UNAM. el STUNAM, convertido prácticamente en sindicato blanco con dirigentes que tienen más de 40 años en sus directrices. En sus ratificaciones, floreció el outsourcing una de las practicas más nocivas para el trabajador, que aún se sigue aplicando sin control, pese a prohibición. La crisis partidista y sindical, fincada en el adueñamiento de recursos y poder de unos cuantos, puede estallar en cualquier momento, pero mientras los que se puedan reelegir lo harán. Pese a alertas.
POR OTRO LADO JUECES POLÍTICOS DICEN QUE NO QUIEREN SERLO
Si hay un sector que ha hecho política en los últimos tiempos, aunque por lo general es mera politiquería, es el Poder Judicial. Es la principal causa de que se plantee una reforma que lo devuelva a lo que debe ser: impartidor de justicia. Todos somos testigos de lo que ha hecho ese poder en los últimos años, sirviendo de acicate a los enemigos de este gobierno y fincando de diferentes maneras, la forma de apoyarlos. Los amparos en lista tan copiosa, ya son conocidos sobre todo los del sector eléctrico con cuya reforma se pretendía recobrar la soberanía en ese sector y la forma como urdía dicho poder para apoyar lo contrario. Ahora un grupo de jueces y magistrados (hago la aclaración de que para esta columna todos en el Poder Judicial son jueces aunque asuman otro nombre, como en la iglesia católica todos son sacerdotes, aunque presuman altos cargos), le enviaron a la presidenta electa Claudia Sheinbaum, una carta abierta en donde rechazan la reforma al Poder Judicial porque consideran que al ser sometidos al voto público se convierten en políticos. Absurda apreciación, si nos hemos dado cuenta que todo lo que hace ese poder es político. Hasta los escondrijos de su presidenta doña Piña para entrevistarse con un político cuestionado como Alito. La argumentación de la carta, pues, se cae por su propio peso, al considerar que en la misma misiva, y en sus argumentos, ya se está haciendo política. De ésta es difícil escaparse. Todos la hacemos.