Carlos Ramírez/Indicador político
En política nada es casual.
Pero tampoco existen casualidades en los tiempos electorales, como los que hoy vivimos en México.
Y no es casual, por ejemplo, que un ex servidor público y que es muy cercano al presidente, haya aparecido con una playera alusiva a que “la santa muerte” está con López Obrador.
No es casual que, desde Palacio, el propio López haya dicho que los jefes de los cárteles de la droga “son esencialmente gente respetuosa y que simplemente se matan entre sí”.
No es casual el secuestro y crimen de un periodista de Morelos, que era un severo crítico del gobernador con licencia, Cuauhtémoc Blanco.
No es casual que se hayan descubierto dos personas espiando la casa de campaña de la candidata presidencial Xóchitl Gálvez, cuando la hidalguense alcanzó a la candidata oficial en las encuestas.
Y no es casual que la señora Tatiana Clouthier haya reconocido, de manera pública que, en Sinaloa y en otras entidades, el que manda y mueve la economía es el crimen organizado.
En efecto, nada de lo anterior y de lo que veremos hasta el 2 de junio es casual, porque se trata de las típicas estrategias electoreras extremas, como sembrar violencia y miedo entre los votantes, para desalentar el voto.
Sí, recursos típicos del fascismo y del populismo, que pretende, por un lado, sembrar la semilla del miedo entre los electorales, a través de exacerbar la violencia y, por el otro lado, normalizar la participación política de los grupos criminales.
Pero vamos por partes.
Lo primero que debemos entender es que los tiempos electorales extremos, como los que estamos viviendo en México, también son tiempos de reacciones extremas. Es decir, se lleva a cabo, en los hechos, la Tercera Ley de Newton, que dice: “a toda acción corresponde una reacción igual, pero en sentido contrario”.
Es decir, que en la medida que la candidata opositora alcanza a la candidata oficial, veremos una mayor polarización entre el gobierno y sus oponentes.
Por eso, en un extremo propagandístico, se difunde de forma profusa la playera en la que aparece una imagen de “la santa muerte” como aliada de López Obrador. Es decir, se siembra miedo entre los votantes, en su mayoría católicos, con la finalidad atemorizar y desalentar el voto.
A su vez, sabedor del papel relevante que tienen y tendrán en la elección del próximo 2 de junio los grupos criminales en todo el país, el propio Obrador dice que son personas respetuosas y que nadie debe temerles, ya que sólo se matan entre ellos.
Lo que busca el presidente es mandar el mensaje de que los votantes se dejen llevar por las bandas criminales al momento de sufragar y que no tengan miedo “a esas personas respetables” y buenas.
Pero en el otro extremo, un grupo criminal secuestró y mató al periodista Roberto Carlos Figueroa, quien era uno de los más críticos del gobierno de Cuauhtémoc Blanco en Morelos. Es mensaje es claro, “eso les pasa a los críticos del poder y del presidente”.
El espionaje no es nuevo y menos en tiempos electorales. Sin embargo, en días pasados fuimos testigos de algo que parece más un montaje y su respectivo mensaje, que un verdadero caso de espionaje.
Resulta que fuera de la casa de campaña de la candidata presidencial Xóchitl Gálvez, fueron descubiertos un grupo de espías que fotografiaban y video-grababan a todos los asistentes al cuartel general de la opositora.
¿O era espías idiotas o fueron parte de un mensaje a la candidata presidencial? ¿Mensaje de que algo le saben?
También de manera inusual, la ex secretaria de Economía del gobierno de AMLO, Tatiana Clouthier, acudió a Sinaloa y participó en un debate televisivo, en donde dijo que la economía de Sinaloa la movía el narcotráfico de una manera importante.
¿Cuál es el mensaje?
Sí, de nueva cuenta mandan decir desde el poder que nadie se escandalice por la participación del crimen en elecciones ya que, desde hace años, las bandas del crimen están metido en la política, la economía y en todo.
Sí, no hay casualidades en política y tampoco en las elecciones.
Lo que buscan desde lo más alto del poder es sembrar miedo a través de la violencia y de la normalización de la participación del crimen en el proceso electoral en marcha.
¿Lo dudan?
Al tiempo.