Raúl López Gómez/Cosmovisión
Sin duda resultó una de las más poderosas advertencias ciudadanas.
Sí, cientos de miles de ciudadanos, decididos a defender la democracia desde las calles de todo el país, le exigieron respeto al poder presidencial, además de sacar las manos de la elección.
Y la mejor prueba del éxito de la movilización del pasado domingo fue la rabiosa respuesta de un colérico López Obrador, quien no encontró mejores argumentos que el insulto a los manifestantes; sean ciudadanos, críticos e intelectuales.
Sí, tanto el domingo 18 de febrero, como el lunes 19, Obrador insultó a los manifestantes, a los organizadores y a los medios que de forma radical cambiaron su desprecio por la fuerza social expresadas en las calles de más de un centenar de ciudades de México y del extranjero.
Pero no fue todo, desde Palacio salió la instrucción para que la preferida, la candidata Claudia, cometiera un error garrafal, al dedicarle a los manifestantes su discurso, durante el registro formal como candidata de Morena y de su mafiosa coalición.
Sí, al tiempo que pedía el voto, Claudia Sheinbaum también difamó, calumnio y ofendió a los ciudadanos que, por cientos de miles, salieron a las calles del país entero, en defensa de libertades fundamentales y de la limpieza del proceso electoral federal del 2024.
Y con ese discurso contra la democracia y a favor de corrupto gobierno de Obrador, la señora Claudia confirmó que no es y no será otra cosa que un títere del tirano de Palacio; que será el alfil del Maximato que pretende Obrador para mantenerse en el poder presidencial
Sí, de nueva cuenta, López y su preferida Claudia, pretendieron cambiar la realidad con insultos, calumnias y mentiras –verborreas engañabobos que día a día sorprende a menos ciudadanos–; realidad que pone contra la pared al presidente y a su candidata presidencial.
Y es que pondrán decir misa, tanto el López como Claudia y su pandilla criminal, pero lo cierto es que la movilización del domingo 18 de febrero del 2024, marcó el principio del fin de esa pesadilla llamada 4T.
¿Y por qué significó el principio del fin del fallido gobierno de AMLO?
Porque la movilización social confirmó lo que ya resulta inocultable: el repudio ciudadano al peor gobierno y al peor presidente de la historia.
Porque el verdadero mensaje de la sociedad es alentador: “¡sí se puede!”
Porque tampoco los medios pudieron ocultar el potente clamor social a favor de la defensa de la democracia, contra el intento de fraude de Estado y el repudio al sometimiento de los árbitros electorales.
Y es que, en un inédito en los años recientes, casi el cien por ciento de los medios –de esa prensa vendida que en los primeros cinco años de gobierno había sido complacientes con López–, hoy llevaron en sus primeras planas, en sus noticieros y coberturas especiales, la marcha ciudadana y el clamor social a favor del respeto a la democracia.
Porque de manera espontánea –sin necesidad de inducción alguna–, la multitud reunida en el Zócalo, coreó el eslogan que se ha convertido en tendencia mundial en redes; “¡Narco-presidente!”. “¡Narco-presidente!”. “¡Narco-presidente!”.
Pero acaso lo más importante del éxito de la movilización ciudadana, del enojo presidencial y del nerviosismo de la candidata oficial, es que la respuesta ciudadana confirma que el fenómeno Xóchitl no sólo sigue vivo, sino vigente y creciente.
Y es que vale recordar que, por medio de numerosas encuestas amañadas, a través de la implantación del terror en todo el país, de la intromisión presidencial en la elección y de la propaganda oficial, se intentó mandar el mensaje de que la supuesta victoria de Claudia era una suerte de fatalidad.
Hoy queda claro que la realidad no es como la imaginan en Palacio, que los bonos de Claudia no están en los niveles presumidos por el poder presidencial y que la candidata de la oposición sigue viva, su proyecto sigue creciendo y su propuesta está vigente.
Sí, el mensaje que se desprende de la exitosa movilización ciudadana es precisamente ese, el poderoso eslogan de que: “¡si se puede!”.
Sí, ya probamos que, en tanto sociedad, somos capaces de defender la democracia en las calles.
¿Seremos capaces de defender esa misma democracia en las urnas?
Al tiempo.