Raúl López Gómez/Cosmovisión
Esa conseja tan socorrida entre los políticos mexicanos de que el que no transa, no avanza, me hizo recordar el pragmatismo que en alguna de sus observaciones realizó al Príncipe de Maquiavelo, Cristina de Suecia.
Decía del Príncipe la Reina Cristina de Suecia, que fue mecenas de artistas, políticos y filósofos, lo siguiente de la personalidad y la obra de Maquiavelo:
“Nicolás Maquiavelo, el padre de la Ciencia Política moderna, fue un gran observador de la naturaleza humana y honesto al escribir no sobre cómo debería ser el ejercicio del poder, sino sobre cómo era en realidad 1. En su obra más famosa, “El Príncipe”, Maquiavelo sostiene que el gobernante debe ser realista y tener una visión clara de la realidad política, sin dejarse llevar por la utopía o la fantasía.“
Me parece ocioso que muchos analistas políticos se debatan sobre el hecho de si la renuncia a la Corte de Arturo Zaldívar estuvo apegada rigurosamente a lo que señala la Constitución. Estamos en la época de que la regla es “no me vengan con eso de que la ley es la ley”.
Político intuitivo, Arturo Zaldívar, que ya había dado color en favor de AMLO y su proyecto de transformación desde hace rato, fue consecuente y, como dice aquella canción llena de advientos, “con los años que me quedan”, pues actuó en consecuencia y se fue a las filas a las que ya implícitamente pertenecía desde tiempo atrás.
Dante Delgado se ha de estar divirtiendo como enano viendo los papelones que hace cada vez que le ponen un micrófono enfrente al voluntarista gobernador de Nuevo León, Samuel García.
Si la oferta que le hacen a Dante de nominar como candidato presidencial al risible Samuel García es lo suficientemente atractiva, el veracruzano oriundo de Alvarado, tierra del lenguaje florido que usa Xóchitl Gálvez, no dudará en atender el “llamado de las bases emecistas” y le dará las palabras mayores al todavía mandatario neoleonés.
Pero si en esa oferta no van incluidos distritos electorales federales, senadurías y algunas importantes alcaldías, el político alvaradeño tiene un gran as escondido bajo la manga que se llama Marcelo Ebrard.
AMLO por su parte transa con los poderes fácticos, como lo son algunos de los empresarios que llevó en su último viaje a Acapulco, y asegura dos pacíficas claves para tener un futuro con fuerza y tranquilidad:
1.- Asegurarse el triunfo en las elecciones presidenciales con Claudia Sheinbaum, con todo lo que ello implica para su futuro.
2.- Terminar su sexenio con una alta aceptación popular, así esté enfrentado a muchos medios de comunicación y sus principales opinadores, y logrando que el truco de Xóchitl Gálvez le resulte 100% efectivo.
“El mal se hace todo junto y el bien se administra poco a poco.” Maquiavelo.