Raúl López Gómez/Cosmovisión
Entre los casos y cosas de la vida real, precisamente en el parafraseo de la diva inmortal del cine nacional, Silvia Pinal, jefa de toda una dinastía de artistas y músicos.
Ahora, con el caso de Geraldine Ponce, la bella alcaldesa de Tepic en Nayarit, bien se puede llevar a las pantallas o a un buen guión de la televisión estilo Colombia o Venezuela, dicho sólo por la extraordinaria hermosa mujer, digna de ser toda una actriz de Hollywood, pero se dedica a la política.
Un terreno difícil, pero que abren brecha en ese campo, imponiendo respeto en los tiempos de la igualdad de género.
Y es que, la joven mujer, grabó y transmitió cuando un grupo de agentes judiciales, le allanaron su domicilio para detener por causas políticas al jefe del gabinete del ayuntamiento que preside.
Y ¿cuál será la causa tan grave que a Geraldine la persiguen, hostigan y acosan personajes de su propio partido Morena?, en donde ella culpa al gobernador de su estado, de la agresividad de las acciones cometidas en su domicilio contra el personaje que defendió con valor y osadía, sin temor alguno, al defender a su bebé y al susodicho, que lo detuvieron y dicen que después del calambre, rápido le dieron labiada para que sólo sintiera el peso del poder de la cuarta.
Geraldine, convertida en una verdadera Cleopatra “cora”, con mucha preparación y talento, mucho talento, seguramente que ha demostrado al mundo, el valor de toda mujer en la defensa de su hogar, su familia, la integridad de su bebé y seguramente del hombre “suertudo” que ama, pero que existe una ley no escrita en estos lares, de que hay una consigna de que en política no se mete la pasión a la nómina, dicho en la metáfora del lenguaje figurado y coloquial, y ese puede ser su error.
Pero, esta novela al estilo de Corín Tellado o de Bárbara Cartland, en los cuentos de príncipes y princesas, acomodado a la actualidad de las modernas “Barbies”, bien dejan una lección de sabiduría y asombro, en donde a las mujeres de siempre de ahora y de la antigüedad, como diría Juan Gabriel, “no me provoquen”, porque se convierten en guerreras o gladiadoras, como cuando se marcó y cambió la historia con aquella lapidaria frase: si no hay pan, que coman pasteles”, para dar inicio a la revolución francesa en 1789.
A una mujer no se le puede tocar en su entorno cercano, en su vida privada y en su decisión personal de amar o querer a quien le de la gana, simplemente a las mujeres se les respeta.
Y sí a alguien le pedalearon la bicicleta, en el clásico dicho nacional, la respuesta es: ya qué.
Hay que seguir en la lucha y conquistarlas como dice la canción, “por el amor de una mujer”.
Y sin problema, también como diría Diego Verdaguer, “quiero conquistarte de nuevo deveras”. Andale.
Ahora, tampoco se vale de que un “Caso de la Vida Real”, se quiera darle un sesgo de la nota rosa, estridente y amarillista del estilo de Juan José Origel, Pedro Sola, Paty Chapoy, Martha Figueroa, Daniel Bisogno, Fabián Lavalle y Gustavo Adolfo Infante, o del infame de Carlos Loret de Mola, que actúa como reportero del espectáculo de las TV Notas. Andale.
Y todo porque dicen, que el gobernador de su estado anda molesto porque él apoyaba a Marcelo Ebrard y ella a Claudia Sheinbaum. Cosas de la vida y de la política. Así las cosas.