Raúl López Gómez/Cosmovisión
A principios de semana circuló un nuevo video de la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, sentada en la mesa con algunos que se presume, son criminales de la región. En su amenaza charla, en la cual no se ve de ninguna manera obligada o incómoda, señala que “Nosotros nos fuimos a Morena y comenzamos a construir”
Sinceramente lo que parece es que le está rindiendo cuentas o le platica cuál es la trayectoria que ha llevado hasta el momento. Hay versiones que dicen que estuvieron más de un par de horas en esta reunión.
También circula un video como si fuera una justificación, aceptando que había más videos, pero no temía que salieran a la luz porque ella estaba “curada de espanto”, asegurando que era una realidad que no podía ser invisible el que “tuviera que dialogar con criminales”
Esta es una historia que demuestra perfectamente todos los males que padece nuestro país. Una ciudad capital como Chilpancingo, desnudó todo un sistema criminal que tiene sometido a gran parte del territorio nacional.
¿Como se fue desplegando su poder el narcotráfico? Poco a poco, pueblo por pueblo, municipio por municipio, hasta adueñarse de estados completos, y escalando hasta lograr el principal puesto si hablamos de seguridad pública, como sucedió con Genaro García Luna, actualmente preso en Estados Unidos. Hoy si se quisiera revertir la situación, debe ser también alcaldía por alcaldía.
Chilpancingo demostró que los que mandan son los criminales, son quienes citan a las autoridades y éstas no se pueden negar, son quienes les piden que rindan cuentas, quienes se comunican a través de cuerpos desmembrados o con actos de evidente terrorismo.
Todo esto no fue a oscuras, ya se toman acuerdos a plena luz de día, pactos que pueden significar arrebatar la vida de cientos de personas, el éxodo de otros, la quiebra de comunidades enteras, familias rotas y mucho dolor.
Lo grave del asunto es que quienes tienen la facultad de hacer algo, no lo hacen. Es para que el gobierno federal estuviera tomando cartas en el asunto, que no hubiera actores políticos que no reprobara esta situación, que la Fiscalía ya estuviera en plena investigación, sin embargo, nada esto sucede. Al parecer la presidenta municipal cuenta con el amparo de todo un sistema que busca protegerse.
López Obrador tal vez señale que es politiquería, que es una trampa de sus adversarios para debilitar su movimiento, que todo se trata de una estrategia de los conservadores y cuantas historias se invente y el solito se las crea; pero esto no sirve de nada, la situación cada vez es peor.
Así que quien no está curado de espanto es el pueblo de Chilpancingo, de esta gente valiente que salir del hogar se vuelve un reto diario, donde no se ve una solución. Reitero lo que dije unas semanas atrás, la alcaldesa debe renunciar, por dignidad, y las autoridades deben investigar de forma pronta y puntual, porque no sólo se trata de ella. No sabemos cuántas autoridades hay en esa situación, en el país, la diferencia es que aún no han sido grabadas.