Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
En política nadie quiere ceder ni un ápice ante los rivales, eso ha sido siempre en la búsqueda del poder desde la antigüedad, en donde siempre ha imperado la violencia, las traiciones y todo lo malo que por naturaleza fluye en los seres humanos, siempre.
La democracia, ha prevalecido por siglos como el modelo de gobierno a los sistemas de gobierno que se le ha considerado como imperfectos, porque la perfección no existe.
Pero la democracia, al paso de los siglos, ha logrado que los pueblos puedan coexistir en sociedades en regímenes que vivan mediante el imperio del derecho, como garantía a la vida en común de la gente, sí de las sociedades, que han subsistido también a la injusticia, abusos de poder y a todo tipo de violencia y extrema impunidad, que se va superado con el paso del tiempo.
El problema que se presenta, es el de siempre, el pueblo pone y el pueblo quita, pero los hombres del poder se resisten a entenderlo y menos a aceptarlo.
Pero al final como en la parábola de Job, de que no sucumbió a su fe, al sostener: sí Dios me lo dio, Dios me lo quitó, en razón a lo que se presentó como una apuesta entre el bien y el mal, a que el hombre se doblará ante tanta adversidad, y al final recibió su recompensa por resistir.
Aunque en la vida de los hombres, el poder rebasa a cualquier nivel de ambición, al grado de lo que se ha visto en la historia de la humanidad, guerras y más guerras, la violencia en todo su esplendor en la lucha por el poder, y en donde nadie ha escapado a la tentación y a la suculenta sensación de mandar y de dominar a la gente como se dio hasta en los hombres de Dios en el papado, que tenían a sus ejércitos y las ideas más siniestras para gobernar a los pueblos, sí a la masa a través de la fe y el temor al mal, considerado como el infierno.
Luego entonces, en esa intención que se debate y vive en México, de antes de AMLO y después de AMLO, se llega a la prueba de fuego de que el presidente del país, lo respaldaron más de treinta millones de ciudadanos para llegar al poder y de acabar con el PRI de casi un siglo de dominación y que se les retiró ante el hartazgo de la población.
Ahora, para el presidente Andrés Manuel López Obrador, Morena y la Cuarta Transformación se presenta la prueba de fuego, en donde los expertos dan como un hecho que se tendrá un sexenio más en el poder presidencial para consolidar el avance del desarrollo social y económico, que tiene contenta a la gente, millones de mexicanos que aprueban su mandato, pero también millones de los que no están a gusto porque no quieren que se ayude al pueblo a salir de la pobreza.
La figura de Xóchitl Gálvez, por el Frente Amplio por México, puso nervioso, preocupado y de malas al presidente AMLO, cuando en la realidad su discurso debería de ser de aceptación de la democracia como modelo de vida, y que con la certidumbre de que la gente esta contenta con él, y con su gobierno, no le debe preocupar, ni temer nada.
Sino solamente, pasar a su retiro de la política en su rancho y que lo demás camine con el verdadero rumbo democrático, sin problema y despreocupado de la situación por el futuro, que no depende de un solo hombre.
Por cierto, la visita de Xóchitl Gálvez a Veracruz, tuvo buena respuesta de la gente.
La senadora y aspirante presidencial es entrona y muy echada para adelante.
Con su visita, ya salió el primer grupo de empresarios en su apoyo, que organiza el ingeniero Francisco Gutiérrez Flores, ex presidente de CANACINTRA y que se suman a su proyecto político.
Las corcholatas ahí la llevan en sus recorridos y sin armas para darle a la población las respuestas esperadas a múltiples problemáticas.
Por eso, poco a poco van cayendo en el desánimo de la gente. Así las cosas.