Raymundo Jiménez/Al pie de la letra
Cayó.
Acaso engolosinado con la renuncia de las corcholatas, un triunfo absoluto, aceptó reglas ideadas en perjuicio suyo y para favorecer a las demás.
Una de ellas es la negativa a debatir, único mecanismo por el cual se pueden comparar plataformas, cruzar proyectos, elegir con base.
Eso no lo consiguió Marcelo Ebrard y con la mutilación de esa propuesta se nos evita conocer qué traen cada uno de los cuatro prospectos, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, él mismo y Ricardo Monreal.
Y acaso en la confrontación pudieran brillar también Manuel Velasco y Gerardo Fernández, invitados para asegurar la lealtad de los partidos a quienes el gobierno pretendía dar vida eterna con la transferencia de votos.
Pero Ebrard, decíamos al principio de la columna, cambió la agenda de Palacio Nacional para pergeñar su propia sucesión y asegurar la incondicionalidad del sucesor.
Con el anuncio de su dimisión el canciller obligó al presidente a implementar el retiro definitivo de los tres colaboradores suyos y por esa vía consiguió el llamado piso parejo.
¿Y EL FINANCIAMIENTO?
En teoría van a una contienda de igualdad.
Pero no como la quería Marcelo Ebrard porque faltaron muchas reglas como el origen de los recursos, pues nadie puede recorrer el país, armar estructuras de promoción y electorales sin gastar una millonada.
Otro tema es en perjuicio de todos, incluidas las propias corcholatas: todas aceptan las decisiones del partido, no pueden denunciar violaciones -el adelanto de las campañas va contra la ley- y menos atacarse.
Algo normal entre turiferarios.
EL SILENCIO IMPUESTO
1.- Las preocupaciones de Palacio se centran en Marcelo Ebrard.
Ellas dieron origen al compromiso de lealtad al partido, pues es la corcholata más apetecible por la oposición para abanderar su lucha por la Presidencia de la República.
El luchó y consiguió el piso parejo, aunque a la postre se haya convertido en silencio para todos y eso dificulta el siguiente reto del ex canciller: adueñarse de la agenda, hacer propuestas y modificar el proceso para darle credibilidad.
Aun así se propone remontar encuestas y acaso por ello dio un paso audaz: ayer por la mañana acudió a Radio Fórmula al noticiero Ciro Gómez Leyva por la mañana, mil veces satanizado en las mañaneras.
Puede verse como violación a una norma antidemocrática pero leal a las críticas diarias y a los dictados de Andrés Manuel López Obrador:
Los aspirantes “evitarán los medios reaccionarios, conservadores, adversarios de la Cuarta Transformación y partidarios del viejo régimen”.
Pero no nos sorprendamos: Ebrard está dispuesto a aceptar invitaciones de todos los medios informativos y Claudia Sheinbaum tiene agendada una entrevista para hoy con Ciro Gómez Leyva.
Y 2.- las renuncias dadas y en puerta han generado un sinfín de especulaciones sobre quiénes llegarán.
Los movimientos corcholateros repercutirán en la selección de corcholatitas para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y para los nueve estados donde se renovarán gubernaturas.
Al parecer sólo hay dos relevos decididos: Juan Ramón de la Fuente para la cancillería y Martí Batres para la capital.
Ya sabemos: 90 por ciento de lealtad y diez por ciento de capacidad.