Carlos Ramírez/Indicador político
Para nadie es nuevo que el tráfico de drogas, armas y precursores químicos para la fabricación de metanfetamina y fentanilo se lleva a cabo a través de las aduanas, puertos y aeropuertos mexicanos.
Tampoco es nuevo que desde 2018, López Obrador entregó el control total de las aduanas, puertos y aeropuertos a sus más fieles aliados; aquellos a quienes corrompió a cambio de lealtad absoluta.
No es novedad, por ejemplo, que por años las aduanas estuvieron en manos de Horacio Duarte, el mexiquense preferido de AMLO y un eficiente recaudador de “dinero negro”; dinero producto del crimen organizado.
Y nadie ignora que los puertos y aeropuertos del país están en manos de militares y marinos corruptos, quienes colaboran abiertamente con las bandas criminales; los matarifes a quienes debían combatir, pero que las fuerzas castrenses han convertido en aliadas.
También es público –y aquí lo he documentado por años–, no sólo la existencia de “narco-gobiernos” prohijados por López Obrador sino la victoria de gobernadores “narcos” a quienes el partido Morena entregó el poder.
Entre otros están en activo los “narco-gobiernos” de Tamaulipas, Sonora, Sinaloa, San Luis Potosí, Michoacán, Guerrero, Baja California, Baja California Sur, Zacatecas y Nayarit.
Lo novedoso del tema, en todo caso, es que desde Palacio, el presidente mexicano intenta convertir al estado de México en el más poderoso “narco-gobierno”, mediante la victoria de su candidata Delfina Gómez, cuya campaña está a cargo nada menos que de Horacio Duarte, el otrora director de aduanas, a quien apoyan todos los “narco-gobiernos” de Morena en todo el país.
Y la mejor prueba es que Obrador impuso la candidatura de Delfina Gómez, no a pesar de su pasado como recaudadora de dinero negro, sino porque ese pasado sería el pasaporte del crimen organizado para apoderarse del Estado de México.
También por eso López impuso a Duarte como jefe de campaña de Delfina Gómez, ya que el pasado de Horacio como el principal promotor del tráfico de drogas y armas en las aduanas del país, es el mejor pasaporte de las bandas criminales al Edomex.
Y por eso, el 4 de junio el fraude electoral lo intentarán no sólo la candidata Delfina Gómez, sino sus “narco-operadores”, con dinero “negro”.
Pero si dudan de los nexos de Delfina Gómez con el crimen organizado, vale recordar El Itinerario Político del 17 de febrero de 2017, titulado: “¡Morena y Delfina, las ligas con el “narco”!
Así lo dije aquel 17 de febrero de 2017: “Resulta que junto con las señoras Rocio Nalle y Citlali Ibáñez Camacho –motejada como Yeidckol Polevnsky–, Delfina Gómez fue enlace directo y privilegiado del entonces líder del PRD, López Obrador, con la política, la grilla y el “narco” en el estado de Guerrero.
“Según las fuentes consultadas, hasta antes de la tragedia de “los 43 de Iguala”, las señoras Nahle, Yeidckol y Delfina, pasaban largas temporadas recorriendo el estado de Guerrero, visitando municipios y grupos de poder, para crear las redes de apoyo político y económico a favor de la naciente Morena.
“En Guerrero todos recuerdan a Rocio, Yeidckol y a Delfina en acuerdos con Lázaro Mazón, con el depuesto gobernador del PRI, Ángel Aguirre, en proselitismo a favor de los candidatos de AMLO a tal o cual puesto de elección popular y, sobre todo, las recuerdan como promotoras clave de la candidatura de José Luis Abarca, a la alcaldía de Iguala.
“Sí, según las fuentes consultadas, las tres mujeres fueron responsables, de manera directa, de “planchar” la candidatura de Abarca a cambio de financiar al naciente partido Morena.
“Y una vez que las mujeres “plancharon” la venta de la candidatura a los Abarca, llegó a Iguala López Obrador, para encabezar la asamblea popular en la que –a mano alzada–, impuso a Abarca, en medio de gritos y expresiones de rechazo que Obrador trató de calmar con su “autoridad moral”.
Era el 12 de mayo de 2012 y hoy, curiosamente, Abarca fue sentenciado a cadena perpetua, mientras AMLO es presidente y Delfina candidata al gobierno del estado de México.
“Sí, en esa fecha, muchos habitantes de Iguala no sólo sabían y conocía la historia delictiva de Los Abarca, sino que vivían secuestros, extorsión y todos los efectos de la violencia impuesta por los Guerreros Unidos, en esa región del país.
Por eso, en la asamblea en la que AMLO impuso a Abarca, muchos exhibieron pancartas de rechazo, con la advertencia de que era un grave error.
“Incluso, el candidato perdedor intentó entregar a AMLO un expediente de Los Abarcas. Los cercanos a Obrador lo impidieron. Lo curioso es que en medio de un pueblo que conocía y padecía los estragos del crimen y a los protagonistas de la violencia, las señoras Delfina, Yeidckol y Nalhe no dijeron nada.
“¿Complicidad? ¿Simulación? ¿Ligas con el “narco”? Al tiempo”. (Fin de la cita)
Sí, con la victoria de Delfina en el estado de México, López Obrador intenta edificar el más poderoso “narco-gobierno” del país.
¡Y luego no digan que no podía saberse!
Al tiempo.