Samuel Aguirre Ochoa/La lucha de Antorcha en Coatepec
En su púlpito mañanero de ayer, el presidente mexicano dijo que está “considerando” demandar al abogado César de Castro, defensor de Genaro García Luna.
Según el inmoral López Obrador, el presunto delito del litigante habría sido “daño moral” en su contra. Sí, de risa loca.
Pero el mandatario tabasqueño fue más allá y dijo que el daño “no es contra Andrés Manuel, sino contra el presidente mexicano”.
Todo ello luego de que en el juicio contra García Luna, el jurista insinuó que AMLO habría recibido sobornos del criminal Jesús Reynaldo Zambada –motejado como “El Rey”–, lugarteniente del “Cártel de Sinaloa”.
Es decir, un presidente mexicano que se ha empeñado en ridiculizar a México y a su gobierno frente al mundo, hoy se escandaliza porque su nombre apareció en un juicio, como presunto socio del crimen organizado.
Y sí, de nueva cuenta resulta de risa loca. Pero vamos por partes.
Como saben, Obrador se empeñó en difundir por todos los medios mexicanos posibles el juicio contra García Luna, en Nueva York.
Es decir, Obrador creyó que podría sacar raja política, en espera de que el ex presidente Calderón pudiera resultar implicado en dicho juicio.
Sin embargo, el abogado de García Luna le dio un vuelco inesperado al proceso contra el ex secretario de Seguridad Pública del gobierno de Calderón y, de esa forma, apareció el nombre de López embarrado en sobornos.
En pocas palabras, “el cazador terminó cazado”.
Por eso, un furioso mandatario mexicano insultó al abogado de García Luna y luego expuso que analiza la posibilidad de demandarlo penalmente.
Así lo explicó el rey de Palacio: “No acepto que se ponga en duda mi honestidad; además, está de por medio que soy presidente de México (…) y no puede ser presidente de México quien se convierta en rehén de gobiernos extranjeros o de abogados o personajes del extranjero”. (Fin de la cita)
Lo cierto es que López Obrador podrá decir misa y hasta se podría cobijar en el lábaro patrio, pero no hay duda que resultaría derrotado “de cabo a rabo” en una eventual disputa judicial en el extranjero.
¿Y por qué resultaría derrotado?
Porque México y el mundo saben que desde el año 2000, Obrador se vinculó con las bandas criminales, de las que recibió financiamiento para actividades político-electorales; bandas a las que protegió a los ojos de todos.
Más aún, no se necesita que “El Rey” Zambada señale o solape a López como aliado del criminen, tampoco se requiere que al mandatario mexicano lo rescate un juez a modo, como el de la Corte de Nueva York y menos que los señalamientos contra Obrador provengan de un juicio en el extranjero.
No, cualquiera con un mínimo interés y que haya leído los diarios en las últimas 24 horas, entenderá que el propio gobierno de Estados Unidos tiene evidencias suficientes sobre la complicidad de AMLO con cárteles del crimen como los de “Sinaloa” y “Jalisco”.
¿A cuáles evidencias nos referimos?
Casi nada, resulta que el pasado miércoles, Anne Milgram, directora de la DEA –la agencia norteamericana contra las drogas–, exigió del gobierno mexicano más y mejor colaboración en la lucha contra el tráfico de fentanilo y un mayor compromiso para frenar a los cárteles de “Sinaloa” y “CJNG”.
Así lo dijo, en su comparecencia ante el Senado norteamericano: “Creemos que México tiene que hacer más para detener el daño que se está causando; estos dos cárteles mexicanos, el de Sinaloa y el de Jalisco, dominan la cadena de suministro global de fentanilo”. (Fin de la cita)
¿Cómo se debe entender esa exigencia?
Es un mensaje contundente de que el gobierno de Biden y el Congreso de aquel país sabe y tiene documentada la alianza del presidente mexicano con esos grupos criminales.
Más aún, el ex secretario de Estado, Mike Pompeo advirtió en sus memorias recientemente publicadas que el mayor peligro para su país no es el terrorismo convencional, sino el terror del crimen organizado, lo que movió a no pocos estados de la Unión Americana a exigir que el gobierno federal de aquel país declare precisamente como terrorismo a los traficantes de drogas.
Pero hay más. Desde su computadora, el abogado César de Castro puede encontrar todos los testimonios, videos y declaraciones que involucran a López Obrador con los barones del crimen; pruebas que están el la propia casa presidencial, en la hemeroteca de “las mañaneras” y las giras de AMLO al Noroeste del país.
También desde su ordenador, el litigante de García Luna puede probar que en 2021 López entregó gobiernos estatales al narcotráfico, a través de su partido, Morena y también en Internet puede localizar una veintena de entregas del Itinerario Político en donde documento los vínculos de López con las bandas criminales, a lo largo de 30 años.
Sí, está claro que Obrador perdería un juicio con el abogado César de Castro y, por tanto, creemos que la amenaza de AMLO no es más que otra fanfarronería de López.
Al tiempo.