
Felipe de J. Monroy/La despedida al pontífice anti fronteras
El presidente AMLO, mete reversa a sus convicciones de opositor en campaña.
Esto en clara referencia, al tema de que decía de las fuerzas armadas deberían regresar a los cuarteles.
Pero, los escenarios cambian y después de limpiar todo el cochinero que dejó Genaro García Luna desde Fox y Calderón.
AMLO fundó la Guardia Nacional con personal civil y castrense, pero de mando civil.
La situación nacional muy complicada “herencia del pasado”, obliga al presidente AMLO a cambiar su postura y pide al poder legislativo de que la Guardia Nacional pase al control del ejército.
Lo que el presidente, no mide, es que la Guardia Nacional está integrada con personal del ejército y de la armada de México, y los navales se encuentran preocupados por la decisión en la rivalidad natural como de América o Chivas.
A pesar de todo, la disciplina se impondrá, y el ejército se hará cargo con justa razón del manejo de la Guardia Nacional.
Las diferencias de ejército y armada, son las mismas que en cualquier país, no sólo de rivalidad o de competencia sino del trabajo, un elemento del ejército es más un todo terreno, y el de la armada como lo marca la historia se hace más apegado a la tradición del marino.
Al final, las dos instituciones son las mismas al servicio de la patria y con un mismo jefe supremo.
El presidente AMLO, lo sabe y por esa decisión se puede tornar difícil el futuro político, pero debe asumir el riesgo como algo necesario y preocupante por el tema de la seguridad, que entra a la misma faceta de la decisión de Calderón, de correr el riesgo de los efectos colaterales y de las estridencias.
Aunque, el diseño de la tarea de un soldado o un marino por ley se destina a funciones específicas y no de policías, esto por el uso de la fuerza siempre ante un civil es el enorme riesgo.
La real preocupación, es que el presidente AMLO, quiere pacificar al país en un momento caótico y de crisis de inseguridad y de crisis política por la sucesión difícil como siempre en México.
En la realidad el político tabasqueño, con “aliados” como Porfirio Muñoz Ledo, que se cambió de bando y en momentos de lucidez no se sabe si habla consciente o si bajo los influjos de su histriónica y de su delirante larga carrera política, que lo ponen por el momento como el hombre más peligroso para la Cuarta Transformación y el proyecto político del propio presidente AMLO.
Porque el guanajuatense, muy peligroso aún, ya se declaró enemigo de AMLO (https://youtu.be/xs0k1wL_DjY)
Mientras, el zacatecano Ricardo Monreal, sigue firme en la lealtad al tabasqueño, y en la espera de entrar a la cancha a salvar el partido.
El presidente AMLO, tiene la razón con los temas legislativos, y de meter reversa, respecto de la GN, y es porque lo puede hacer, como el capitán del barco.
Por lo pronto, la decisión del PRI de Alito, de la propuesta de mantener a las fuerzas armadas en las calles hasta el 2028, hará que por fin resurja el priismo, al mismo tiempo que firma la pipa de la paz con Morena, y obtiene patente de corzo para todos y todo, lo que se pudiera “ofrecer”.
Por el momento, ya dejó enjaulado el Jaguar. Y puede correr, brincar y caminar con tranquilidad.
Además, de que desmantela la alianza de “Va por México”. Ahora sí a navegar a toda “vela”.
Gobernar no es lo mismo que criticar, “porque no somos iguales”, pero el origen sigue siendo el mismo. Ahí la llevan. Así las cosas.