
Raúl López Gómez/Cosmovisión
El clima de intolerancia de la política mexicana, y de la imagen que se da al mundo, es la de un ring de lucha libre en todo su esplendor, en la especialidad de todos contra todos.
Los pleitos internos entre los grupos de Morena, los del PAN y los morenos, más los de cada grupo o alianza en contra de todo lo que se vea como adversario, es parte del aderezo diario en el devenir de los tiempos.
Mientras, el país se desgasta en las luchas intestinas, con fines sucesorios en el 2024, los problemas cotidianos salen de la agenda pública nacional o local, y nadie se sorprende de los acontecimientos que invaden a los medios de comunicación con notas informativas de otras tragedias en el día a día.
Es una guerra del poder por el poder, es una lucha campal y sin límite de tiempo.
Lo peligroso es de que, la sangre llegue al río.
La actividad política se pone cada vez más violenta, y de esto no se puede ni debe culpar a los grupos delincuenciales.
Son aquellos, actores y actrices que con el cargo público deliran en la estridencia del poder.
Es como una hormona de placer que les impide ver más allá de su nariz.
Y de forma inexplicable, nadie puede llegar a entender de la gente común, los de la sociedad civil, como la actividad política que en otros tiempos requirió de los hombres y mujeres de mayor talento en los foros del fino debate y la retórica, de la lógica y el discurso ad hoc, para decir sin ofender o de callar, para hacer ver mal al oponente, sin palabras ofensivas o altisonantes.
Por qué la política se desvió del camino?, por qué se dejaron los perfiles profesionales en los cargos correctos y los abogados fueron relegados de la actividad?
En todos, los poderes, y ámbitos del gobierno, desde hace algún tiempo comenzó esa debacle, cuando los eruditos del derecho, cedieron paso a los economistas, después vino el quiebre, los perfiles profesionales se adaptan al cargo y no este al perfil.
Es tiempo de frenar la debacle de la política, y retornar a la prudencia y sensatez de unos y otros.
Que los políticos dejen de pelear en el ring, y que mejor se pongan a trabajar en su campo de responsabilidad, y dejar las culpas con el reclamo y los chantajes para los fines de semana o días de asueto. Aún hay tiempo.
También es cierto, en la era del ciberespacio, existe mucho de responsabilidad de que los medios de comunicación, también han sido superados, y son parte del ingrediente que atrapa con el chisme, rumor o la nota de sensación que atrae a los lectores.
Los falsos influencer que hacen un show mediático con el mucho material al alcance y que por supuesto distrae y desvía la atención de los serios problemas que afectan a la población.
Nadie habla de precios de canasta básica o de productos y servicios. Todos concentrados y atrapados en la banalidad.
Dicho sin sesgos, sólo con la mirada nítida de que el mundo debe y puede cambiar para bien de las próximas generaciones. Así las cosas.