La despolitización del pueblo y sus nefastas consecuencias
Pocos se ponen a dar cuenta de los ciclos de la vida en la historia de la humanidad, ante un mundo dinámico y cambiante, que nunca va a ser igual. Aquí nada se repite y todo es parte de una evolución natural.
Así la vida, así la política en todas partes, siempre efervescente y en donde se puedan dar diversos aspectos que muchas veces se sorprenden de las inercias.
Desde la iglesia romana en el Vaticano, ya se comienza a ver el tema de la sucesión del Papa Francisco con 84 años de edad, y postrado en cama convaleciente de una operación de su aparato digestivo.
Los reportes de siempre de que todo va bien con la salud del Papa, quien se encuentra en el Hospital Gemelly, los expertos responden con dudas y el sarcasmo de siempre, “nunca van a decir que estuvo en peligro, o que se enfrenta al ocaso de su vida, aunque Francisco lo sabe con un organismo naturalmente ya cansado por el tiempo y sus otras enfermedades padecidas a lo largo del tiempo.
En el Vaticano, comienzan a darse todas las especulaciones a un posible relevo, y por lo mismo el Papa Francisco, pasará a la historia como un auténtico Pontífice diferente, y que puso el dedo sobre la llaga de una Curia que ha sido todo lo contrario a la verdadera doctrina de Jesús de Nazaret de humildad y pobreza.
En ese sentido don Mario Bergoglio, cambió las comodidades del Palacio del Vaticano por una sencilla hostería, y de viajar en limusinas a movilizarse en transporte público, simplemente para dar el verdadero mensaje cristiano con apego franciscano, algo nunca visto en la historia de los papados.
En otro asunto, las tensas relaciones de Joe Biden, presidente de Estados Unidos y de Vladimir Putin, presidente ruso, son parte de lo de siempre, de mantener una tensa calma mundial a lo inimaginable de una suspensión del dialogo, y simplemente ambos disputan la supremacía del orbe con los clásicos efectos de la publicidad, pero a pesar de los desencuentros, todo parece verse como los clásicos de dos niños caprichosos, que buscan verse los más bonitos, los más sanos, los mejores, y al final son lo mismo, seres humanos vulnerables al paso del tiempo. Por lo pronto la paz mundial, sin problema.
Y en México, como si se tratara de grillos en una cubeta, el presidente Andrés Manuel López Obrador, sobrelleva la situación con tacto muy cauto, sin las clásicas estridencias de los sobresaltos, porque como se ha dicho últimamente el horno no está para bollos ante las crisis normales de la inseguridad en algunas regiones, y que de pasados gobiernos se dejó crecer, y ahora se debe enfrentar con estoicidad y mucha calma, para no alborotar el gallinero como sucedió hace unos meses.
Por lo pronto, desde los espacios mediáticos, ahora le mueven otro video de su hermano menor de AMLO, pero es parte de lo mismo, los clásicos chantajismos que en política no funcionan y menos con el presidente que se sabe tozudo, necio y simplemente indomable, que nada lo detiene en sus proyectos nacionales y el ciclo de la Cuarta Transformación, que apenas comienza.
Simplemente, los tiempos van caminando y las inercias siguen con casos nunca imaginados como el encuentro y trato piadoso en el Penal del Altiplano, en donde Israel Vallarta, víctima de los excesos de la policía de Genaro García Luna en los tiempos de Felipe Calderón, a su encuentro con el ex jefe de la policía Luis Cárdenas Palomino, ya en prisión pidió a sus compañeros reclusos un mejor trato, para quien en otros tiempos fue su verdugo y ahora el karma se le manifiesta.
Y lo más probable, es que pronto alcance a su jefe en EU, en donde se encuentra enfrentando el juicio del siglo, y hasta se les una más adelante el ex presidente Felipe Calderón, cuando ambos, comiencen a cantar hasta en inglés con tal de lograr un posible acuerdo para una menor condena, que los libre de la cadena perpetua o de estar muchos años en prisión.
Con la pandemia, los casos crecen las instituciones de salud colapsan en el mundo, pero la propia selección natural de Charles Darwin, hace su trabajo cuando se impone la economía, la productividad y el dinero a pesar de la protección y cuidado de la vida misma a una situación nunca imaginada.
Y como lo expresara el escritor colombiano Gabriel García Márquez, en uno de los capítulos más emotivos del Amor en los Tiempos del Cólera: Pendejo –le dijo- ya había pasado lo peor.
Esta expresión destaca a la debilidad humana ante la desesperación, cuando no se alcanza a ver la luz al final del túnel, y mejor a esperar a ver qué sucede. Así las cosas.