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COATZACOALCOS, Ver., 17 de mayo de 2021.- A casi dos años del atentado en el bar Caballo Blanco, de Coatzacoalcos, el inmueble luce abandonado y al interior aún se observan los destrozos generados el 27 de agosto de 2019.
Desde hace varias semanas fue retirado el acordonamiento y la vigilancia las 24 horas, y ahora incluso vehículos se estacionan frente al lugar y las personas se acercan por curiosidad para ver la escena que marcó el grado de violencia en Veracruz.
Al interior, aún se encuentran las mesas y sillas destrozadas, partes del techo derrumbado y algunas prendas consumidas por el fuego; en la puerta del bar permanecen los restos de la cinta amarilla que por más de un año y medio impidió a las personas acercarse a la zona del desastre.
Ya ningún policía vigila para evitar que alguien ingrese al bar y pueda alterar la escena, pues esporádicamente arriban elementos de la Fiscalía General del Estado (FGE) a realizar diligencias como parte de la investigación.
A pesar de que este suceso cimbró la historia de Coatzacoalcos, la investigación ha estado cubierta por el hermetismo, lo único que han confirmado las autoridades federales es que uno de los responsables era un menor de 15 años.
Este caso continúa en la impunidad, sin saber con exactitud el motivo del ataque que dejó más de 30 muertos.