Ricardo Alemán/Itinerario político
A las derrotas del presidente López Obrador se suman los estados de Tamaulipas y Nuevo León; dos entidades en las que pretendió golpes políticos espectaculares y que, al final, terminaron como sonoros ridículos.
En el primer caso y contra lo que muchos suponían, la Suprema Corte de Justicia le dio la razón al Congreso de Tamaulipas y desechó la decisión mayoritaria de la Cámara de Diputados de iniciar un juicio político contra Francisco García Cabeza de Vaca, gobernador de Tamaulipas.
El revés es otro duro golpe a los afanes vengativos y dictatoriales de Obrador, quien pretendió remover del cargo a un gobernador –de manera ilegal y mediante un castigo ejemplar”–, cuyo pecado fue rechazar calumnias y difamaciones de un presidente que ya se convirtió en dictador.
Pero en realidad la noticia más reveladora –sin olvidar la relevancia de que el Máximo Tribunal desechó el juicio político contra Cabeza de Vaca–, es que la Suprema Corte aún existe y que no ha sido sometida del todo –como muchos suponían–, por el poder presidencial. Es decir, la Suprema Corte no se ha convertido en uno más de los poderes “levanta-dedos” del presidente.
Y es que contra la reacción de La Corte, senadores y diputados de Morena al Congreso de la Unión –junto con sus aliados–, viven una penosa condición de lacayos; incapaces de un voto contra el dictador de Palacio.
Por lo pronto, el Congreso de Tamaulipas refrendó la soberanía estatal y, sobre todo la Constitución, lo cual fue avalado por el Ministro Juan Luis González Alcántara, quien acusó una “notoria y manifiesta improcedencia” de la Controversia Constitucional reclamada por el Poder Legislativo tamaulipeco, lo que significa que no procede el desafuero de Cabeza de Vaca.
Así lo explicó el Congreso de Tamaulipas en comunicado oficial.
“En suma, el Congreso del Estado de Tamaulipas, en ejercicio de sus atribuciones, tal y como dispone el quinto párrafo del articulo 111 constitucional, decidió no homologar la declaración de procedencia que emitió la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, por lo que estima que la determinación impugnada no afecta materialmente la decisión tomada por el Poder Legislativo de la entidad federativa.
“ Ello es así, sobre todo, considerando que el propio Poder actor argumenta no impugnar la declaratoria de procedencia emitida por la Cámara de Diputados, sino únicamente los efectos supuestamente pretendidos por la misma, que ya se señaló no se dependen de ésta”.
Esto es, que el Poder Legislativo local en acatamiento del artículo 111 constitucional y en ejercicio pleno de su autonomía, procedió como considero que correspondía; decidió no retirar “la protección o inmunidad procesal penal” al gobernador estatal a quien se le imputa la probable comisión de un delito federal”.
Por tanto, determinó que no se pusiera a disposición de las autoridades federales al titular del Poder Ejecutivo local.
¿Y que significa lo anterior?
Poca cosa; que el gobernado de Tamaulipas no ha sido separado de su cargo y mantiene la protección que le brindan las constituciones federal y local y no puede ser sujeto de ningún procedimiento de naturaleza penal.
Es decir, que ninguna autoridad ministerial o judicial puede generar actos de molestia o privativos de la libertad en contra de Cabeza de Vaca que obstaculicen el desarrollo de sus facultades constitucionales.
Pero, como ya se dijo, el caso Tamaulipas sólo fue la primera de las dos derrotas sufridas por el vengativo presidente mexicano en la última semana.
El segundo caso es Nuevo León, otra entidad norteña que es prioritaria para el gobierno federal y en donde el presidente decidió meter la mano de manera ilegal y arbitraria, a pesar de que se lo prohíbe la Constitución.
¿Y por qué en Nuevo León el presidente sufrió una nueva derrota?
Primero vale recordar que para el presidente Obrador “la joya de la corona” del proceso electoral es Nuevo León.
¿Por qué?
Por su potencial económico, por que es asiento de uno de los más poderosos grupos económicos del país y, en especial, porque es una de las entidades con la mayor aportación presupuestal a la Federación.
En pocas palabras, Obrador va por el dinero de los regiomontanos.
Por eso, López inventó el espantajo de que el puntero en la contienda, Adrián de la Garza, violentaba la contienda al ofrecer una tarjeta de ayuda a las mujeres en condición de pobreza.
Incluso, en sus “mañaneras”, el presidente exhibió una supuesta “prueba del fraude” y exigió que la Fiscalía General investigara el caso.
¿Pero qué creen? Sí, López mintió.
¿Por qué?
1.- Porque presentó una “tarjeta de bienestar” que, en su momento, el hoy ex alcalde de Monterrey, Adrián de la Garza, entregó a las mujeres en condición de pobreza. Es decir, se trató de una promesa cumplida.
2.- Porque el candidato de la alianza PRI-PRD, Adrián de la Garza promete una “tarjeta de bienestar” para las mujeres del estado de Nuevo León, sí y sólo sí gana la elección.
3.- Es decir, que el puntero en la contienda, Adrián de la Garza sólo prometer beneficios mediante tarjetas, si es que gana. Y eso no es delito electoral, según lo determinó el Tribunal Electoral en jurisprudencia que data de 2017.
4.- Pero el ridículo del presidente fue mayúsculo cuando intentó ridiculizar a los consejeros del INE, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, quienes en su momento cuestionaron las “tarjetas de bienestar”, pero acataron que el Tribunal Electoral determinó que, prometer, no es delito.
Es decir de nueva cuenta AMLO quedó exhibido por mentiroso y manipulador.
Sí, dos derrotas más a un presidente enojado que no da una, a dos semanas de la contienda electoral del 6 de junio.
Al tiempo.