Sigue la Gran Villa Coatza ofreciendo diversión y sana convivencia
Tezonapa, Veracruz, 11 de noviembre de 2020. Gloria Tepezicuapa creció recorriendo los cafetales de las montañas de Veracruz de la mano de sus padres, caficultores mexicanos que le transmitieron el amor y arraigo por su tierra y el café; su rostro se llena de nostalgia al recordar cómo desde muy chica empezó su vínculo con el grano en la finca familiar.
Gloria nació un 10 de febrero de 1955 en la localidad de Paraíso La Reforma; a los 16 años se casó con José Inés Caballero, con quien formó una familia de cinco hijos a los que se dedicó a criar durante gran parte de su vida mientras su esposo cultivaba maíz, mango y café. A la muerte de él, en 2015, ella quedó al frente de la producción de esas tierras. Confiesa que le habría encantado quedarse en casa para seguir cuidando a sus hijos y nietos, porque para ella las mujeres son un gran respaldo en la familia, pero todo cambió al enviudar.
Recuerda que en su infancia sus papás la llevaban a la finca a cortar café, una actividad que en nada se comparaba con la responsabilidad de hacerse cargo de una familia y retomar el trabajo que hacía su esposo, algo que hoy en día, dice, es cada vez más común sobre todo por los efectos que la pandemia de Covid-19 ha tenido en las comunidades rurales.
“Ahorita con esta enfermedad, hay varias mujeres que han quedado viudas. Entonces, qué están haciendo, se están yendo al campo a seguir el cultivo del café, lo que el esposo dejó. Las mujeres sí se están involucrando más en el campo”, expresa la caficultora veracruzana.
Mantener a su empresa como una de las mejores de la región no ha sido tarea fácil, aunque reconoce que no es la única porque cada día más mujeres se adentran en las actividades de la caficultura, lo que ha significado un cambio radical en sus vidas al participar en la cadena de producción del café.
Gloria no sólo forma parte del 48% de las mujeres que rebasan los 65 años y que conforman los núcleos agrarios del país, como señalan datos del Instituto Nacional de las Mujeres; sino que además pertenece a las más de 1.4 millones de ejidatarias, comuneras y avecindadas responsables del 50% de la producción de alimentos en México. “Ahora con las nuevas plantaciones, más gusto nos da porque nuestra cosecha es más. Las mujeres se emocionan porque tienen un poco más de dinero para llevar a sus hogares; porque del café, sí nos hemos sabido mantener. Nosotros que llevamos año con año, generación tras generación, hemos salido adelante gracias al café”, asegura.
Cuenta que, ahora con la mejora que han tenido en su producción, ninguno de sus hijos piensa en irse a Estados Unidos a trabajar, sino que están enfocados en invertir en el pequeño beneficio que poseen. “Antes nuestros padres no querían podar sus plantas que tenían 20 o 30 años; ellos querían seguir cultivando ese café. Ahora con las podas y con las nuevas plantaciones, nuestro café ha mejorado”, comenta la productora que forma parte del Plan Nescafé, programa de abastecimiento responsable de café que Nestlé mantiene en el país desde hace 10 años para apoyar el desarrollo económico y social de los caficultores mexicanos.
Gloria asegura que, principalmente por el amor al café, no piensa dejar el campo y seguirá involucrada con la tierra hasta sus últimos días. Mientras ese momento llega, no cesa en compartir la importancia de cuidar el ecosistema y respetar a todas las especies que en él habitan, porque son parte importante del equilibrio que se necesita para tener una mejor producción de café.