Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
El papel de los medios
Ahora a un año del cambio de régimen (no sólo de gobierno) el papel de los medios debe jugar un rol significativo. La sociedad por lo general no tiene acceso a la información generada por la autoridad. De ahí la noción de medio, que significa mediar entre las fuentes públicas y privadas y las personas. La realidad convertida en información es una versión de los hechos, es, en todo caso, una percepción de la realidad sujeta a los criterios ideológicos, formativos e intereses de los medios y de periodistas.
El papel de los medios debe ser un contrapeso adicional a los pesos, frenos y contrapesos institucionales de un Estado formalmente democrático. Los medios no deben de ninguna forma agotar su labor en reflejar asépticamente lo que dicen los gobernantes, sino en verificar si lo que informan se ajusta razonablemente a los hechos, a la ley. La duda metódica como ideal, como herramienta de trabajo periodístico representa un gran aporte a la calidad del ejercicio de la democracia, es en todo caso un valor aspiracional del quehacer periodístico. Un medio que duda, que cuestiona, que busca la verdad detrás de la verdad formal adquiere el capital más importante: credibilidad y autoridad moral. Es muy difícil llegar a la verdad, pero sí es posible que un medio sea veraz. Verdad y veracidad no son sinónimos. La veracidad es un ingrediente de la verdad, pero no la verdad misma. La veracidad en el ejercicio periodístico se cumple con el deber de diligencia de quien ejerce el periodismo, con la conducta proactiva de cotejar, confrontar y verificar datos y hechos.
El objetivo de los medios no debe consistir- o no solamente- en lograr el récord de ventas y de publicidad, sino informar responsablemente a la sociedad. Por supuesto, la salud financiera de un medio es necesaria, pero no es un fin en sí mismo. Es un medio para generar una opinión pública libre, para reflejar lo que sucede en la sociedad donde el Estado es omiso o miente de forma deliberada para desinformar a la comunidad. A mayor libertad de expresión mayor responsabilidad social que implica independencia de los poderes formales e informales, cuidar el derecho a la propia imagen, respetar el derecho a la presunción de inocencia y desintoxicar a la opinión pública de información banal, inservible o ajena al interés público. Sobra decir que es de humanos errar, pero es ajeno al mínimo sentido de ética persistir deliberadamente en el error.
Un medio se aleja de su función social cuando percibe fines ajenos al ejercicio de la libertad de expresión para satisfacer el derecho a la información veraz y de interés público. El conflicto de interés, los negocios de la empresa informativa ajenos a sus fines, pero hechos al amparo de su influencia social representan frenos insalvables para asegurar independencia editorial. Un medio en esa circunstancia se convierte en parte del problema y no de la solución para lograr una democracia participativa, crítica, exigente y demandante de sus derechos y dispuesta a cumplir también sus obligaciones. Este es el reto que los medios tienen frente a sí hoy donde la publicidad oficial ha disminuido de forma significativa y los ingresos por servicios propios y publicidad comercial irán ganando espacio cada día más, en un país donde no se explica – con una lógica racional- cómo existen más medios que los que hay en Estados Unidos, una nación con mayor territorio, población y sobre todo varias veces más ingresos per cápita.
@evillanuevamx
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