Raúl López Gómez/Cosmovisión
Los efectos de la democracia
Después de muchos años de la democracia perfecta, del corporativismo electoral y el sindicalismo charro, por fin en los tiempos de Andrés Manuel López Obrador, se alcanza el máximo histórico de aprobación y de aceptación a un mandato, en las últimas décadas.
El presidente AMLO al celebrar con el pueblo el primer año de su gobierno, se demostró que tiene un gran respaldo popular, lo que significa la molestia de una precaria oposición basada en lo de antes, que no quieren que la gente coma o pueda disfrutar de los beneficios sociales conferidos desde las instancias oficiales que significan sólo parte de un derecho humano.
Las agrias quejas de las desangeladas marchas llamadas fifís, las expresiones discriminatorias, ofensivas y de agresión hacia los pobres, con frases groseras hacia la gente que descalifican por ser del pueblo.
Los lentes obscuros, ropa de marca, los zapatos de boutique para marchar en contra de que se otorguen los apoyos del bienestar a los millones de pobres de este país.
Los pocos opositores al gobierno de AMLO, también significan mucho para la democracia que no es perfecta en estos tiempos y pueden manifestarse libremente en sus ideas en un ambiente de libertad de expresión.
Las posturas son xenofóbicas y de críticas infundadas de quienes no recuerdan que emergieron de la pobreza y ahora se sienten de sangre azul, vivieron con pisas de tierra y ahora disfrutan de los pisos de mármol. Hacían sus necesidades al aire libre y ahora se sienten paridos por los dioses del olimpo.
Las mentes cortas, empequeñecidas por la envidia, el egoísmo y la mala memoria de que muchos que se sienten de la alta sociedad, salieron del campo, trabajaron en el rancho y después de los apoyos que el gobierno les dio para estudiar en las escuelas públicas, ahora ya no quieren que se den esos beneficios que antes disfrutaron para alcanzar la superación.
Los nuevos tiempos modernos, son mejores ante el ascenso al poder de un presidente modernista como AMLO, humanista y consciente de la necesidad de cambio de paradigma, porque los que antes gobernador hicieron que los pobres sintieran el peso de la bota del poder y del mal gobierno para que no se revelaran a los abusos de poder.
Ahora, las garantías constitucionales son para todos, sin excepción y los beneficios a los que menos tienen no se desvían hacia las cuentas de los funcionarios públicas.
Se acabaron las empresas fantasmas, y las universidades públicas ya no pueden disponer a su antojo de los recursos públicos porque están bajo la lupa autoridades y líderes sindicales que viven en un acuerdo cómodo de simulación y componendas en perjuicio de la educación superior de los jóvenes de las presentes generaciones, ya que la universidad pública es hasta más elitista que las propias universidades privadas, y poco a poco se les están quitando privilegios en el despilfarro de los presupuestos con viajes, viáticos y privilegios al por mayor,
La oposición al gobierno de AMLO, no llegó el domingo a superar el uno por ciento, de los ciudadanos que libremente festejaron con el presidente en el zócalo de la ciudad de México, que fueron miles.
Las rabietas y hasta pucheros de los opositores de una sociedad elitista, en un país en donde emergen millones de pobres para sobrevivir después de la lenta agonía de como sufrieron en la época de los gobiernos neoliberales.
El progreso es para todos, los beneficios sociales para los que los necesitan y a los que viven como particulares de su profesión o cargo público nadie se mete con ellos, pero que cumplan la vieja frase del: “vive y deja vivir”.
La raigambre de los obsoletos sistemas políticos de este país ya en desuso, se están diluyendo y nadie les quita a los ricos sus fortunas o sus privilegios de tener propiedades, autos de lujo y de que se corran riesgos de que no quieren una población más igualitaria.
Es tiempo de hacer conciencia de que el país cambió para bien y de que alguien como el presidente AMLO, tiene certidumbre de que primero son los pobres en un mandato diferente, en donde con el respaldo del pueblo se ha podido avanzar, en quitar ataduras a las viejas prácticas de la corrupción, la impunidad y los abusos del poder, Así las cosas.