
Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
Mujeres de izquierda
Tres destacadas mujeres de la izquierda mexicana, formadas desde las bases de la lucha social e ideológica, sin duda son: Rosario Ibarra de Piedra, Roselia Barajas Olea y Elena Poniatowska.
Quienes, con muchos años en la lucha social desde sus respectivas trincheras de forma valiente y vertical, han trascendido a la defensa de las grandes causas nacionales, hoy ya depositadas en las manos del presidente Andrés Manuel López Obrador, de representar al primer gobierno de izquierda en este país, luego de todos los años de una difícil y continua lucha electoral, consolidada y lograda el pasado 1 de julio de 2018.
La señora Rosario Ibarra de Piedra, ha sido galardonada con la Medalla Belisario Domínguez, en el senado mexicano y ante la presencia del presidente AMLO, en donde no asistió por causas de problemas de salud, pero en una carta emotiva dejó la presea en prenda y custodia del mandatario, para qué consumadas las causas de su lucha, la pueda recibir más adelante.
Sin duda, es un mensaje que ofrece el respaldo al presidente, pero que también le deja la delicada misión de que se avance en la lucha por encontrar a todos los desaparecidos de los periodos neoliberales.
Sí, precisamente de aquella época que desde el movimiento estudiantil del 68 se persiguieron a los jóvenes de esa época por sus luchas ideológicas de vanguardia y que hoy ya son toda una realidad, gracias a los esfuerzos de enfrentar al sistema que por décadas se resistió y atacó a los movimientos sociales,
También, desde el foro de la diplomacia, como embajadora de México en Costa Rica, la maestra Roselia Barajas Olea, fue orgullosamente reconocida por el presidente Andrés Manuel López Obrador, en la reciente visita del presidente de centroamericano, Carlos Andrés Alvarado Quesada, en una emotiva recepción en Palacio Nacional, y la primera que en este gobierno se le da un trato especial por las circunstancias de mucha amistad y reciprocidad entre ambas naciones.
Aquí, los resultados a los buenos oficios de la embajadora mexicana en Costa Rica, doña Roselia Barajas Olea, se vieron de inmediato, al darse la reunión de los presidentes para los importantes acuerdos y la trascendencia a todo lo que seguramente redundará en beneficios en materia de programas de inversión, petróleo, agricultura, biodiversidad, y en general toda una gama de grandes proyectos con este país, que se une a la gran causa renovadora del presidente AMLO, reconocido en el mundo como el principal presidente reformador latinoamericano del momento, y visto así desde el presidente de EU y de las naciones más poderosas del orbe.
Nuestras mujeres, que son ejemplo de lucha, y orgullosamente de la izquierda mexicana, como son Rosario Ibarra de Piedra, Roselia Barajas Olea, y Elena Poniatowska, son iconos vivientes de la lucha social en este país, que se les ha visto con el gran orgullo de los resultados a labores y tareas de varias décadas de lucha, que hoy se consolidan como parte del triunfo del presidente López Obrador, para acceder a la presidencia del país, y vencer resistencias.
En donde, después de todos los años de lucha, hay momentos dolorosos y de amplio recuerdo a los grandes maestros de estas mujeres, que desde su lucha ideológica juvenil, estuvieron cerca de los grandes personajes de la izquierda, como Heberto Castillo y de don Arnoldo Martínez Verdugo como dirigente del Partido Comunista Mexicano y del Partido Socialista Unificado de México, entre otros grandes personajes que han sido los que cimbraron las bases para lograr por fin un gobierno de izquierda en la persona de AMLO, que se constituyó en años de lucha desde diversos frentes y foros.
A Elena Poniatowska, periodista y escritora que con su mano firme dejó en su novela “La Noche de Tlatelolco”, de forma descriptiva y cronológica dejó plasmado un documento histórico para la posteridad, de los hechos de violencia, agresión y desaparición forzada que sufrieron estudiantes, maestros y luchados sociales desde aquella época del poder bárbaro, que se resistió a aceptar la lucha de estos jóvenes en aquellos tiempos que sin miedo a perder la vida, a las vejaciones y maltratos, trascendieron con los años a cumplir un anhelo de una causa noble de cambiar las estructurales nacional obsoletas y especializadas en atentar en contra de los derechos humanos de mucha gente y de sus propias vidas,
Muchos no lograron ver el éxito y el triunfo a sus causas, pero se les recuerda con mucho respeto, y hoy son estas tres mujeres, las que, sin pretensiones y ambición de poder, al final con su persistencia y constancia, se les puede decir, gracias misión cumplida. Así las cosas.