
Carlos Ramírez/Indicador político
Guerra contra las encuestas electorales
En todos los procesos electorales los resultados de las encuestas sobre preferencias o intención del voto son controvertidos, sobre todo por aquellos a los que no les favorece. Cada quien habla de cómo le fue en la feria, los favorecidos celebran y los que no, apelan a la relatividad del punto de vista y el cristal con que se mira.
Es cierto que hay encuestas a modo, como traje a la medida para resaltar a quien la paga, y no se duda el cuchareo de porcentajes desde el escritorio; además de una clara intención para usarlas como propaganda.
También es correcto sostener que con frecuencia los pronósticos fallan –aunque las firmas se amarran con que su resultado es solo una foto del momento, no un pronóstico–, los ejemplos históricos sobran.
Igualmente es cuestionable su pretensión científica de reflejo de la realidad, se le objeta su metodología y sus márgenes de error, es obvio que no registra el total del universo, sino solo una muestra, que si es representativa conforme a la técnica estadística, permite inferir como se comportaría el resto.
Nadie anticipa el futuro con certeza absoluta, ni se puede evitar la incertidumbre.
Con todo, las encuestas son útiles como forma de sondear las opiniones y tendencias de la población sobre ciertos temas de interés colectivo, en este caso como por cual partido y candidato votaría de estar en ese momento ante las urnas.
AMLO, el amo de las encuestas electorales
En el actual proceso electoral para la Presidencia de la República es muy conocida la tendencia que coloca como favorito por mucho a Andrés Manuel López Obrador de la coalición “Juntos Haremos Historia” (Morena-PES-PT) sobre los demás competidores. De acuerdo con éstas, AMLO supera por más de 15 puntos y hasta por 26 al segundo lugar, donde se ha ubicado al candidato del Frente Ricardo Anaya, seguido del priista José Antonio Meade. Muy atrás Jaime Rodríguez, El Bronco.
Hay una consistencia en los resultados de numerosas firmas encuestadoras y patrocinadores de encuestas. Incluso hay algunas organizaciones que integran la diversidad o poll of polls, agregadoras de encuestas, por ejemplo Oraculus.mx, estableciendo un promedio y rangos mínimos y máximos de variación para cada candidato.
La periodicidad de las encuestas permite observar la trayectoria, alzas y bajas en las preferencias, rangos mínimos y máximos de cada uno y sus tendencias. Es abrumadora la coincidencia que marca como puntero absoluto a AMLO y registra el efecto de jalón de su popularidad en los demás candidatos de su partido Morena. La diversidad de encuestas y firmas, no pocas sin identificación ideológica, política o personal por AMLO, han encontrado una tendencia común, muestras distintas de población, momentos de los estudios, telefónicas o entrevistas en vivienda, entre otras variantes de metodología, apuntan en la misma dirección; esto no quiere decir que la verdad sea cosa de mayoría –muchos pueden estar equivocados, como es frecuente comprobar–, sino de que el uso de una técnica de investigación social puede estar siendo confiable y válida para registrar la intención de voto de los ciudadanos en este proceso electoral: el deseo de cambio y el hartazgo de las dos agrupaciones que se han alternado el poder; ni PRI ni PAN como eje de las alianzas, López Obrador, el único líder carismático en la actual coyuntura está marcando la diferencia. Eso registran las encuestas, pero igual se lo platican en la calle.
Torpedeando las encuestas
A un mes de las votaciones, está en marcha la estrategia final contra López Obrador, una de las vertientes la vemos en el auge reciente de la crítica a la credibilidad de las encuestas electorales, una corriente de opinión que se mete a la agenda pública empujada por actores políticos y comentaristas en medios de comunicación. Las costuras de los grupos de interés y partidos políticos no pueden ocultarse. Cuestionar las encuestas electorales en las que sus favoritos van abajo es parte de la lucha en la campaña electoral; también decir, en estilo Perogrullo, que la encuesta que vale es la del día de la elección; o que las encuestas no votan, lo cual es cierto, sólo marcan las tendencias. Así van.
Otra vertiente para minar la credibilidad de las encuestas y contrarrestar la percepción de que AMLO no tiene rival es sacar inverosímiles encuestas “patito”. Un ejemplo es la de un tal Pop Group –que no un musical sino seudo encuestadores– reproducida por La Jornada (exhausta) y que también consiguió exclusivas en otros medios. Su fórmula es un malabarismo truculento que distribuye a los indecisos –a su gusto– para concluir que AMLO y Meade están ¡en empate técnico!
Las encuestas de Reforma
La publicada ayer por el diario Reforma causó bastante escozor. Sabido que ese medio no es simpatizante de AMLO, además de su apego general a los datos, da credibilidad a sus resultados. La nueva tendencia con datos levantados del 24 al 27 de mayo, es decir, después del segundo debate presidencial, apuntan al aumento de la ventaja para López Obrador; llega a 52% de las preferencias (sube 4 puntos respecto del mes anterior), al mismo tiempo que se debilita la posición de Ricardo Anaya, con 26 (baja 4 puntos). AMLO lo supera por 26 puntos, es decir, 2 a 1. En el tercer lugar se ubica el priista Meade con 19 puntos (sube 2, un alza mínima), pero se acerca a Anaya por el segundo lugar. El Bronco es solo 3 por ciento.
Este despegue de AMLO mostrado en la recta final, no se duda, intensificó los ataques a la credibilidad de las encuestas. Es lógica la jugada de los que se ven perdedores en la opinión pública.
El miércoles pasado, como se recuerda, el baño de agua fría de las encuestas de Reforma fue al grupo gobernante en Veracruz que encabeza Miguel Ángel Yunes Linares. No solo presentó a AMLO adelante de Anaya por 20 puntos, también reflejó el empate en la elección para gobernador entre Cuitláhuac García, candidato de Morena, y el hijo del gobernador Miguel Ángel Yunes Márquez, 41-42, respectivamente.
Para todo el aparato del estado al servicio del hijo y el gobernador como jefe de campaña, un empate técnico significa una perspectiva de derrota.
Tapan candidatura de Yunes Márquez
Esta semana, con el show Karime Macías, el gobernador Yunes y su campaña de propaganda taparon la candidatura de su hijo, de por sí opaco de personalidad. Por el lanzamiento de la propaganda, pareciera que el va que en la boleta electoral es el padre y no el hijo; como si el gobernador buscara su reelección directa, una prórroga de mandato. Exceso de protagonismo o error de estrategia, el caso es que Yunes borró de la escena pública a su hijo, que es quien busca el voto, no él.