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Subestimar la complejidad
Disputa electoral equilibrada
Nadie por experimentado o inteligente que sea se puede atrever a dar una prospectiva de la próxima elección presidencial en México el 1 de julio, aunque en la realidad existe un panorama de mucha incertidumbre a una elección plagada de dudas y de escepticismo de los ciudadanos, que no se involucran a decir de su decisión en el compromiso del alto valor que le dan al voto que depositan en las urnas.
En la lucha política de partidos en este país, la gente no comulga con los formatos ya conocidos de promesas incumplidas y de las clásicas “agarradas de pelo” en quienes llegan al poder para olvidarse de todo lo ofrecido a la gente que al final vuelve a la realidad, cuando se dan cuenta de que los políticos pertenecen a una clase de privilegio y dominación, en donde pocos son los que hacen bien su trabajo y de forma honesta.
La idea de que la elección de tres fuerzas políticas es que una va adelante con una ventaja inalcanzable, es un simple mito, porque en el voto libre y secreto, los electores conservan su decisión fuera del alcance de los “encuestologos”.
Por lo tanto, lo que se conocen son algunas tendencias pero que no son decisivas aun para definir de ya el rumbo de la elección presidencial.
En la síntesis natural de la democracia los tres fuertes aspirantes de las diversas alianzas partidistas Meade, López y Anaya, tienen posibilidades de hacerse del triunfo por llegar a los Pinos, aquí lo único que hace falta es que llegue el día de la elección y nada más.
En el actual proceso se presenta un supuesto fenómeno en donde se dice de una lucha de poder entre Peña Nieto y Carlos Salinas, aquí porque se pudiera promover el ascenso de AMLO y porque se le detenga en su ruta de ir a Palacio Natural.
Lo que está muy claro, es que en esta elección se dará con transparencia y legalidad por lo que nada puede empañar el resultado que por cierto inesperado y por lo mismo la duda de adelantar vísperas.
Las posturas de los tres aspirantes presidenciales que pueden llegar a los Pinos es variada, Meade concentrado en reuniones internas de trabajo, Anaya operando en el exterior su proyecto en varias naciones acompañado de Dante Delgado y López Obrador, haciendo sus propios round de sombra sintiéndose ya presidente con un discurso que le quema ya por sentirse el jefe de las instituciones nacionales.
Los candidatos presidenciales se disponen a iniciar el 30 de marzo las campañas políticas y todo hace suponer que en un momento especial en donde el PAN esta fracturado por los propios panistas de sangre azul, que optaron por la salida por la puerta trasera, cuando irreconciliablemente Felipe Calderón, Margarita Zavala y Vicente Fox, se han aliado al poder en turno para tratar de poner en la silla a un personaje hibrido medio de todo, pero sin colores y sin partido, y por lo mismo le pesa esa responsabilidad a José Antonio Meade, además de los gasolinazos y otras cositas.
Ya falta poco para las campañas políticas y los expertos vaticinan una intensa guerra sucia entre los contendientes adversarios, pero que hacen verse como verdaderos enemigos.
Hay que hacerlos entender que en la democracia se gana y se pierde, y aunque no es perfecta alguien tendrá que sentarse en la famosa silla presidencial, aunque las fuerzas estén dividas en sus gustos y debates.
También, no hay que olvidar que entre los tres aspirantes existe un fenómeno común, los tres han sido blanco del ataque de unos y otros, por lo que nadie ha escapado al propio repudio social y ahí es donde se fragmenta el voto y por lo mismo nadie se puede adelantar a visualizar a algún ganador de esta elección presidencial “sui generis” pero que tendrá que lograrse con el gusto o no de unos y otros.
En el estado de Veracruz, las tendencias naturales son dos a uno a favor del partido y sus aliados en el gobierno, así se vio en las elecciones extraordinarias recientes en Sayula de Alemán, Emiliano Zapata y Camarón de Tejeda. Aquí esta una pequeña radiografía de la realidad, pero que cada quien haga sus propios conclusiones. Así las cosas.