Quirino Moreno Quiza/Repechaje
AMLO, propuesta de paz ¿hasta dónde la amnistía?
La impunidad ha sido una forma de amnistía, con la que los cárteles oficiales han tratado de borrar todo el desastre que han hecho de México. Ni un esbozo de culpa se procesó para los que endeudaron al país con 60 mil millones de dólares ligados al Fobaproa.
Ahora el tema se actualiza y toca de cerca al precandidato priista. Y escandalizados, instruyen a sus plumíferos solo porque AMLO planteó, como una posibilidad y siempre “con el apoyo de las víctimas” dar amnistía a líderes de cárteles del narco.
Todos los días se ocultan graves fallas, daños y saqueos en el sistema y éstos terminan por evadirse en la impunidad. ¿Que pasó con el actual Odebrecht y su implicado Lozoya Austín ?, ¿que pasó con el viejo Fobaproa que nos hundió por décadas y en el que se menciona como bisoño actuante a José Antonio Meade, actual precandidato del PRI? ¿que ha pasado con crímenes que signaron al país- el 68 quedó impune-, saqueos, robos incalculables a la nación y que van quedando en el olvido? Esa es la forma de la amnistía oficial, la impunidad.
Cuando la presión se hace más grande, el sistema usa al llamado chivo expiatorio para atenuar la explosión, pero no resuelve nada. Se necesita algo más a fondo.
Los muchos mecanismos que contempla la ley para dar salida a situaciones límite, operan en distintas esferas, desistimiento, perdón, absolución, amnistía, indulto, etcétera, son formas -a veces extremas- de curar heridas que persistentes, hacen más daño.
Cuando se pactan la paz y la tranquilidad de un país -acaba de ocurrir en Colombia-, quedan en el camino muchas heridas y tragedias. Pero hay que seguir adelante. La propuesta de AMLO bien analizada y aplicada en casos de verdadera salvaguarda, no es ilógica.
Hay que partir de que en México hay dos partes beligerantes y que muchos de los delitos que se han cometido, son de guerra. Una guerra que creó el mismo sistema.
Bajar la presión en aquellos casos que no impliquen asesinatos, crímenes de lesa humanidad, saqueos indiscriminados, enriquecimiento ilícito que afecte a grandes poblaciones, etcétera, si además se abren opciones de recuperación verdaderas, puede tener efecto positivo.
Imagínense a miles que están en la cárcel, jóvenes sobre todo, por haber sido coptados y que reciben otra oportunidad. Recientemente se criticó que fueran liberados miles de presos de menor cuantía, que aparte de saturar las cárceles eran un peligro más serio estando en convivencia con peligrosos criminales.
En la Segunda Guerra Mundial, los aliados no todos eran peritas en dulce, – la bella Albión y los gringos habían sido amigos de Hitler-, pero se juntaron para enfrentar a un enemigo más letal y peligroso usando el viejo principio, el de los males el menor. Destrabar situaciones, no es dejar impunes a los verdaderos delincuentes, como quizá querrán agarrarse los grandes culpables del sistema, que prohijaron los cárteles.
Es liberar a los que hacen presión y encaminar las cosas. ¿Se perdonaría, por ejemplo a los que nos entregaron, como cártel oficial integrado por varios ex presidentes y altos funcionarios, la enorme deuda de los bancos, con el Fobaproa y crucificaron – en el estricto sentido- al pueblo mexicano? Desde luego que no, responderían muchos.
Guillermo Fárber puso empeño allá por 1998, en reunir las opiniones de destacados analistas, economistas en su mayoría y editó el libro Fobaproa. La bomba de tiempo (Times Editores 1998).
La deuda que se fue convirtiendo en impagable para los bancos desde el sexenio de Miguel de la Madrid en 1982, generó en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, que se prolongó al de Ernesto Zedillo el golpe casi de muerte para muchas generaciones mexicanas y fue así como a través del Fobaproa -entre cuyos artífices estaba el padre del actual precandidato del PRI, Dionisio Meade-, se le endilgó al pueblo mexicano el que es considerado “ un hoyo negro financiero de más de 60 mil millones de dólares” que hay que pagar.
En 1998, con Dionisio Meade al frente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados se creó el Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB), organismo encargado de cobrar dicha deuda que arrastraremos casi per sécula, en descargo de los ricos banqueros.
Fárber recopila en una introducción las opiniones de sus 15 autores entre los que se encuentran Rami Schwarz, Fernando Pescador, Ricardo Pascoe Pierce, Sergio Sarmiento y Yuri Serbolov, creador de la Carpeta Púrpura, entre otros.
Instalado el problema en plena pre campaña electoral en este momento y ya materia de algunos articulistas, volveré a él en varias ocasiones a partir de este libro que contiene excelente información para las nuevas generaciones que desconocen a fondo el problema, pero que lo sufren; por ahora, como un prolegómeno, reproduzco, para dar una idea del lío en que nos dejaron insertos, párrafos de la introducción del artículo de Eduardo Ruíz Healy: “De diciembre de 1982 a principios de 1998, se cometió el que tal vez sea uno de los más grandes fraudes de la historia universal, si es que no el mayor perpetrado desde el poder y con el poder por los más altos funcionarios públicos del gobierno federal mexicano con el objeto de beneficiarse a si mismos, junto con un minúsculo grupo de hombres de empresa, por llamarlos de alguna manera”.
“Un fraude que fue plenamente perpetrado durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari…” “ Un fraude que durante la primera mitad del sexenio de Ernesto Zedillo se intentó ocultar mediante un rescate bancario realizado ilegalmente…a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro(Fobaproa)…”