
Raúl López Gómez/Cosmovisión
@samuelferrerm
La última vez que escribí fue justamente antes del #19S. Pareciera que ha pasado mucho tiempo desde esa ocasión, pareciera que mi país ha cambiado, que la gente se ha levantado, que la ciudadanía se ha movilizado. De alguna forma este México tiene esa característica única de transformarse, reinventarse, y seguir siendo el mismo. Cómo pasar de la apatía a la acción, cómo hacer que la esperanza no muera, que la movilización siga activa, cómo desenterramos a los olvidados.
Muchos ya lo han escrito y mucho se ha comentado sobre lo que es necesario para el país, sobre la responsabilidad social que cada uno, gobierno y ciudadanía, deben adquirir y ejecutar. Más allá de las muestras de apoyo, de los errores de muchos y los aciertos de otros más, de la solidaridad y también de la apatía, es necesario repetirlo una vez más por todos los que siguen atrapados en el duelo de la tragedia: #FuerzaMéxico. Este pueblo es más que la apatía, más que la torta, el refresco, la despensa y la venta del voto, somos mucho más. Definitivamente no tenemos el gobierno que nos merecemos, es nuestra responsabilidad exigirlo.
Hace poco un gran mexicano, una persona que sentía muy cercana a mí falleció. Recuerdo las grandes discusiones, las largas pláticas, las opiniones encontradas, la gran pasión que sentía por este México y su frustración constante contra la cúpula política que maneja este país. No dejo de pensar que es mi responsabilidad lograr por todos los medios posibles alcanzar el país que él soñó. Creo sinceramente que no es ético para cualquiera de los que pertenecemos aunque sea mínimamente a la clase política del país permanecer ausente a la gran crisis de identidad, solidaridad y empatía que aparta al pueblo de la cúpula gobernante que toma las decisiones en este país.
Por eso es necesario otorgar alternativas a la tragedia, buscar opciones para salir de la apatía, para convertirnos en la grieta en la pared. He aquí tres acciones específicas que como simples ciudadanos podemos/debemos hacer y que a fuerza de constancia estoy seguro modificaran nuestra desastrosa cultura política.
Rompamos con el círculo de los partidos políticos, de los candidatos independientes y de las sectas políticas. Llevamos años enfrascados en la misma dinámica impuesta por un sistema que nos ha hecho creer que nuestro futuro lo determina un solo día cada seis, cuatro o tres años en una votación. Los movimientos sociales no tienen partido y tampoco basan su futuro en una elección. Somos muchos los que buscamos un mejor México, lo peor que podríamos hacer es excluirnos por prejuicios de partido o grupo. Dialoguemos, compartamos, luchemos por el país que necesitamos, porque divididos ellos ganan siempre.