Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
EL GRITO DE MUCHOS DOLORES…
** Se estima que miles participarán este día 15 de septiembre por todo México, en distintos eventos que tratarán de poner distancia a las celebraciones de los gobiernos en turno y de diferentes partidos: comenzando por el de la capital del país, donde el que encabeza Enrique Peña Nieto será sometido por la tarde, a la exigencia de que renuncie, que lo haga por Dignidad y en un acto de humildad que lo redimirá, dice la convocatoria por redes sociales y a través de la plataforma Change.org
** Para el presidente, esta noche de su cuarto año de gobierno, acaso será la peor: con una explanada frente a Palacio Nacional completamente amurallada y con accesos controlados hasta el Delirio: con la suspensión, de nueva cuenta, de «la Noche Mexicana», en aras de una pretendida «austeridad» que los mexicanos informados no le creen, porque el pero sobre todo su familia, con una «Gaviota» casi emparejada en el repudio que ya suscita en amplios sectores, sigue exhibiéndose en costosos vestuarios como si se tratase realmente de una realeza: impostada claro, pero al final impuesta a costa de todos los mexicanos y su sufrimiento.
** Que «no hay nada que celebrar», pues muchos piensan lo contrario: el llamado «Grito» que simbólicamente se da entre la noche de un 15 de septiembre para amanecer el 16, y que en 1810 dio «el cura» el sacerdote Miguel Hidalgo junto a Juan Aldama e Ignacio Allende, en el atrio de la Iglesia del pueblo de Dolores en Guanajuato, fue el precursor de la gesta de Independencia que liberó a México de la bota de España: no es pues, ninguna fecha a olvidar tan fácilmente.
** Y a pesar de la burla y menosprecio que genera en el México actual en algunos sectores de prominentes que se sienten ajenos a ella, y hasta por la forma en que se celebra la efeméride en varios pueblos mexicanos, «fiesta para el populacho» o más al estilo de los hijos de EPN: «para la prole», es en esta característica que radica precisamente su encanto: millones de mexicanos en esta noche, antes de que sufriéramos la guerra del narco desatada por el panista Felipe Calderón con su baño de sangre que hoy sigue; era una celebración en la que «lo mexicano» o la noción de Patria, se exhibía en todas sus manifestaciones: ropa, comida, bebida, artesanía, juegos, diversión, fiesta, la «mexicana alegría» salía a flote.
** Porque era en Paz que se celebraba ese episodio de guerra, necesaria para lograr la Independencia.
** Era pacífica y alegre la remembranza de todo el sacrificio y todo el dolor que padecieron los Independentistas.
** Hay un largo poema de Efraín Huerta, mexicano de Silao por cierto, «Amor, patria mía», que mezcla el fervor por el territorio del cuerpo de su amante y por el de la Patria mexicana misma: entreverada en la fascinación y el respeto por aquellos Independentistas, por Hidalgo y por Morelos, Allende y Aldama; y enredado en el poema, nos revela la excomunión al cura dictada por Abad y Queipo, y toda esa gesta que culminó en el fusilamiento de los Libertadores y la posterior exhibición de sus cabezas en la Alhóndiga, «para escarmiento y advertencia…», porque la crueldad en México, ya nos viene de raíz.
** Y hoy, esa Independencia y sus inicios, los Gobiernos de todo color, pretenden que olvidemos:
«En un lugar de tu vientre,
de cuyo nombre no quiero acordarme,
deposité la seca perla de la demencia.
Como era natural,
ya había perdido todo lo deseable
y realizado trabajosamente
los mas feroces estudios obscenográficos.
(Amó tanto, el pobre,
que ni perdón de Dios alcanzó.
…
Resulta pues
que el orgullosamente marginado,
el proscrito,
hubo de meterle mano a la Historia
y releer que un obispo
y decenas de frailes y tenientes
humillaron universalmente
al hombre de los ojos jade-jadeantes:
Anatema y excomunión
para el Padre frenético.
Tormento, despojo y entrega a Datán y Abirán.
Maldición para él en nombre de todas
-sin faltar una- las huestes celestiales.
Persecución total, santísima condenación
para el Padre alfarero
en donde quiera que esté,
ya sea en la casa, en el campo,
en el bosque, en el agua o en la iglesia.
(Era el 27 de septiembre de 1810.)
Sea maldito en vida y muerte.
Sea maldito en todas las facultades de su cuerpo.
Sea maldito comiendo y bebiendo, hambriento,
sediento, ayunando, durmiendo,
sentado, parado, trabajando o descansando y sangrando.
Sea maldito interior y exteriormente;
sea maldito en su pelo,
sea maldito en su cerebro y en sus vértebras;
en sus sienes, en sus hombros,
en sus manos y en sus dedos…
…
hasta que un día en Carácuaro oyó decir
que su maestro de San Nicolás,
el Padre Hidalgo,
andaba metido en fiera lucha
contra los gachupines
y montó a caballo, cabalgó
hasta Valladolid
pero ya el Padre y sus hombres
iban rumbo al Monte de las Cruces;
el señor Morelos corrió
alcanzándolo en Charo
y juntos anduvieron
hasta Indaparapeo.
Aquí pues se despidieron
en un estrecho abrazo de Padre e Hijo
para no verse nunca más
pero ya el señor Morelos llevaba
el noble nombramiento
de Lugarteniente Brigadier
y Jefe de las Operaciones Militares del Sur.
Ahora voy a poner, oh tú la mi dulzura,
miel y aroma, en líneas de manso prosaísmo
lo que fue y es poesía altamente heroica.
El 5 de diciembre de 1810
el Padre Hidalgo dictó lo siguiente:
Por el presente mando a los Jueces y Justicias
del distrito de esta Capital
(el Padre estaba en Guadalajara)
que inmediatamente procedan a la
recaudación de las rentas vencidas
hasta el día por los arrendatarios de las
tierras pertenecientes
a las Comunidades de los Naturales, para que
enterándolas en la Caja Nacional,
se entreguen a los Naturales
las tierras para su cultivo,
para que en lo sucesivo (no)
puedan arrendarse,
pues es mi voluntad que su goce
sea únicamente de los Naturales
en sus respectivos pueblos.
…
Las balas de la segunda fila
le dieron todas en el vientre…
Poco estremo hizo, sólo sí
le rodaron unas lágrimas muy gruesas.
Pero nada hizo desmerecer su hermosa vista.
La tercera fila de soldados lo despadazó.
…después se metió adentro,
le cortaron la cabeza, que se saló,
y el cuerpo se enterró en el campo santo.
No cuento más, porque es mucho el amor
y muchísima la resignación
y excesiva la pasión
y desbordada la demencia.
¿Termino? ¿Así lo quieres tú, encendida
y desnuda como el sol y su silencio?
Don Miguel Hidalgo y Costilla murió
a los cincuenta y ocho años, dos meses
y veintidós días de edad y al cabo
de tres meses y siete días de prisión,
el día treinta de julio de 1811…»
** El poema largo y doloroso del llamado «cocodrilo» Efraín Huerta, sigue: espléndido como una lección de Historia inolvidable. Lo escribió en 1978, y fue publicado por primera vez en 1980 por Ediciones de Cultura Popular.
** Saber que las cabezas de estos Patriotas precursores de la Revolución, permanecieron ¡once años! exhibidas en la Alhóndiga, habla del impacto de la lucha en el pueblo mexicano.
** Un pueblo, en 2016, que sigue gritando sus dolores: por el narcotráfico y sus negocios extendidos, que nos mantienen en la espiral de la Violencia y la Corrupción, todo prohijado, y tolerado, por los gobiernos de todo signo partidista y color: protegidos por quienes, con las armas en las manos, han olvidado a quienes deben la Lealtad y para qué sirve el Honor.
** Cómo no soñar con una nueva Independencia.
¡VIVA MÉXICO! ¡VIVA MÉXICO! ¡VIVA MÉXICO!
@DiccionarioALaD