Raúl López Gómez/Cosmovisión
La seguridad ¿fuera de control?
Cual maldición, como si este estado o el gobernante Javier Duarte no tuviera suficiente con una transición gubernamental atropellada e iracunda, en los días recientes, y en aparente coincidencia con la salida de Arturo Bermúdez, la seguridad pública en Veracruz se resquebrajó.
84 ejecuciones en el mes de agosto de acuerdo a lo que se conoce oficialmente, muchos más dicen en voz baja reporteros de la nota policiaca que aseguran la cifra real es mucho más alta.
Una de las grandes acciones emprendidas por el gobierno cuando inició su gestión fue el enfrentar con todos los recursos a su alcance la inseguridad generada por la presencia en todo el estado del grupo delictivo de los zetas que se había empoderado ante la complacencia, tolerancia y/o complicidad del gobierno de Fidel Herrera.
Javier Duarte se jugó el todo por el todo para tratar de garantizar la seguridad de los ciudadanos, incluso tuvo que aceptar humillaciones e imposiciones por parte del gobierno de Felipe Calderón para lograr se autorizara que los marinos se sumarán a la tarea de pacificar Veracruz.
Destinó cientos de millones de pesos para renovar los cuerpos policiacos, depuró y despidió a cientos de elementos que supuestamente estaban vinculados con grupos delictivos en todas las regiones.
Un secreto a voces fue la llegada de un nuevo grupo para combatir a quienes se decían dueños del territorio. Todavía está fresca en la memoria de los ciudadanos las balaceras en las calles de las principales ciudades, los cuerpos amontonados en una de las principales vías de Boca del Río, los cuerpos desmembrados, decapitados que aparecían a diario en veredas, cañaverales, a orilla de las carreteras. Una época de terror.
Javier Duarte puso en riesgo su propia seguridad y la de su familia en esta batalla, hubo amenazas de muerte y planes reales para atentar contra él, sus hijos y esposa, nunca claudicó como tampoco lo hizo Arturo Bermúdez.
Cierto es, que en esta guerra hubo víctimas inocentes y excesos por parte de quienes tenían la responsabilidad de velar por los ciudadanos.
“ No saben cómo cambia la escala de valores” este tipo de guerras, dijo en un arranque de sinceridad un alto funcionario al evaluar los logros y retos en esta materia.
Con todo, y sus daños colaterales, la seguridad en Veracruz alcanzó hacia el 2014 y 2015 una cierta estabilidad con focos rojos como la región centro en donde se refugió el grupo delictivo de los zetas al ser desplazado por el Cártel de Jalisco Nueva Generación.
Sin embargo la paz duró muy poco, ya en 2015 empezaron los brotes de violencia en la región norte, la disputa por la plaza empezó a cobrar victimas de nuevo, al grado que Poza Rica llego a ser considerado como una de las regiones más peligrosas en el país con una alta presencia de la delincuencia organizada.
2016 , la antesala del cambio de gobierno que hace obligada la recomposición de fuerzas de esos grupos generó una escalada de violencia en diversas regiones, el sur se convirtió en un infierno similar a la zona norte, y la cuenca se coló en la lista negra por las ejecuciones, secuestros y actos de violencia que empezaron a ser cosa cotidiana.
Hoy, la situación de inseguridad es de nuevo la mayor preocupación de los ciudadanos; el reclamo y reproche al Gobierno del Estado un grito de auxilio todas las regiones.
*Este texto es responsabilidad absoluta del autor.