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MADRID, Esp., 1 de julio de 2016.- Dos meses de investigaciones de un grupo de la policía española fueron necesarios para dar con el paradero de Diego Cruz Alonso, el presunto violador de Daphne Fernández, mejor conocido como el Porky de Costa de Oro.
En un reportaje especial publicado por El Universal, se relata que los inspectores Astrid Díez, jefa de la sección de investigación de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM), y Lorenzo Martínez, jefe de sección de Relaciones Internacionales del Cuerpo Nacional de Policía, explicaron su operación para dar con el joven que había huído a Madrid para evadir a la justicia veracruzana.
“Tenemos un contacto muy habitual con los agentes de la Procuraduría General de la República y con la Policía Federal, a principios de abril, días antes de que se emitiera la ficha roja de Interpol, ellos nos dieron el aviso de que Cruz había volado desde México. Cotejamos la información y vimos que era cierto”.
La policía española se volcó en el caso principalmente porque “un delincuente sexual es un peligro en nuestro suelo, porque puede reincidir en cualquier momento”, cuenta la inspectora Díez.
Revelaron que Héctor Cruz, el papá de Diego, había lanzado falsas pistas en los medios, asegurando que su hijo se instaló en Bilbao para estudiar, aseguró que ese viaje estaba planeado desde hacía tiempo, para que completara un semestre en una universidad vasca.
Hicimos gestiones en todos los centros educativos españoles para ver si estaba matriculada en alguna, pero nada”, dice Lorenzo.
La razón de que la policía no diera con el prófugo es que no estaba registrado en la residencia de Madrid en la que se alojaba, un lujoso complejo de apartamentos con habitaciones a 800 euros. Cruz entró en ella junto con un acompañante e, incumpliendo la legislación española, sólo éste se inscribió, permitiendo a Diego permanecer invisible a los ojos de la policía.
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