Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
Era lógico que de «bote pronto» cientos de veracruzanos no dieran crédito al anuncio del PREP: el candidato del PAN-PRD poseía tendencia ganadora y así se iría hasta el final del conteo. Sí, mucho se platicaba que era la mejor oportunidad de la oposición para alternar; sí, que nunca antes el PRI había tenido peligro real de perder; sí a todo eso, pero ya verlo así, en crudo, de cerca, costaba trabajo.
Fueron 87 años del PRI al frente del gobierno en Veracruz. Será extraño para los que vivimos aquí, como ocurre en cualquier estado donde se presenta alternancia por primera vez, saber que en la misma tierra donde nacieron y dominaron Adolfo Ruiz Cortinez, Fernando Gutiérrez Barrios, Jesús Reyes Heroles y Miguel Alemán Velazco, hoy gobierne Acción Nacional junto al afortunado, por no decir «colado», partido del Sol Azteca.
Héctor Yunes Landa era un buen candidato del PRI, el mejor que pudo poner para enfrentar a su primo hermano, Miguel Yunes Linares, cobijado por una alianza opositora. De hecho, redujo varios de los puntos de desventaja que tenía al arranque de la contienda, pero no pudo con el descontento de la gente hacia el tricolor y su Gobierno. A Héctor le faltó tiempo y le sobraron las adversidades.
Miguel Yunes tendrá que hacer bien las cosas si es que quiere repetir su resultado electoral en el 2018. Cumplir sus promesas en dos años será fundamental para intentar ganar de nuevo el gobierno pensando en su alianza, y por supuesto, entregar los votos que su candidato o candidata presidencial necesite. Recordemos que Josefina Vázquez Mota venció en suelo jarocho en el 2012.
Tan cortos son los dos años que desde el mismo 6 de junio ya se piensa en la sucesión en Veracruz. Hay quienes piensan que Yunes Linares pretende poner a uno de sus hijos: Fernando, el Senador, o Miguel Ángel, el alcalde de Boca del Río, para seguir gobernando a través de ellos; hay quien cree que sería una mujer, como la Rectora de la Universidad Veracruzana. Lo cierto es que Miguel Ángel estará bajo la lupa de los veracruzanos que votaron por él, esperando cumpla.
La ventaja para el PRI veracruzano es que la posibilidad de tomar revancha llegará en poco menos de 24 meses. Ser oposición podría resultarle benéfico si es que aprovecha que en dos años no puede hacerse demasiado. El ungüento para las heridas está en la rapidez del próximo proceso electoral, donde no sólamente se renovarán, otra vez, la gubernatura y las diputaciones locales, también las 212 presidencias municipales. Mega elección para tomar venganza, o bien, para hundirse de una vez por todas.
Ahora bien, si en dos años los veracruzanos consideran que Yunes Linares les falló o no cumplió lo prometido, es muy probable que voten de nuevo por el PRI, o bien, por el partido con etiqueta de «revelación» acá, Morena, más aún con el empuje que adquirirá estando AMLO en plena campaña presidencial. El peje es bien visto en estas tierras.
Ninguno de los Yunes esperaba la gran votación de Morena, de hecho, se quedará con cuando menos 6 curules en el Congreso Estatal, situación que ni el más dotado de los brujos de Catemaco habría vaticinado. La sucesión en Veracruz comenzó el día después del 5 de junio, y se lo afirmo, tanto el PAN-PRD, como PRI-PVEM y Morena, tienen las mismas posibilidades, dependiendo en gran medida del éxito o fracaso que provoque el gobierno alternante.
*El texto es responsabilidad absoluta del autor.