Raymundo Jiménez/Al pie de la letra
* En la recta final
La meta está muy cerca. Los candidatos a la gubernatura de Veracruz entran a la recta final de sus campañas y entienden que tienen que pisar el acelerador a fondo.
A mitad de la campaña Héctor Yunes consiguió colocarse en la punta, pero no ha logrado separarse lo suficiente como para dar por ganada la contienda. Sabe que las próximas dos semanas serán cruciales para definir al vencedor, de manera que habrá de intensificar su activismo.
Miguel Ángel Yunes, por su parte, tiene como principal objetivo detener su caída, y a partir de ahí recuperar los puntos que ha perdido en el último mes.
Mientras tanto, Cuitláhuac García ya se dio cuenta de que está ubicado en el grupo puntero y si los astros se alinean puede dar la sorpresa, de ahí que proyecte intensificar su campaña y dejarse ver en más eventos con su padrino y tutor, Andrés Manuel López Obrador.
Los demás van en otra carrera, algunos para sumar los votos que le permitan al partido que los postuló mantener su registro. Otros, para cumplir con la misión impuesta desde el arranque: Quitarle votos a uno de los punteros.
El segundo debate organizado por el órgano electoral fue el mejor ejemplo de que las tendencias están bien definidas. Héctor Yunes se mantuvo al margen de las denostaciones, se concentró en las propuestas. Miguel Ángel Yunes, que en el anterior debate evitó responder a los golpes que le lanzaron, ahora fue quien tomó la ofensiva, lanzando sus dardos contra el Gobernador y contra el PRI. Los candidatos con menores posibilidades de triunfo perfilaron sus ataques contra Cuitláhuac García, de Morena.
Ahora, así como aumentarán su activismo los candidatos, de la misma forma habrá de crecer la guerra sucia. Saldrán más audios «anónimos» y saldrán más datos escandalosos sobre la vida privada de los contendientes. Tocará a los ciudadanos distinguir la información valiosa de la que es sólo basura.
Toca también en esta etapa afinar las estrategias para el «Día D», el 5 de junio. Preparar a los ejércitos que se encargan de operar lo que en forma eufemística se conoce como «movilización y contención», esto es, lo que se encargan de llevar a la gente a votar, y los que tienen como tarea impedir que los contrarios hagan lo mismo.
Estas acciones, aunque ilegales, son difíciles de comprobar en tribunales. Los operativos son cada vez más sofisticados.
Allá en el 2007, le dirigencia estatal del PAN veía con optimismo la contienda electoral. Estaban seguros de que ganarían un importante número de alcaldías y conservarían la mayoría en el Congreso local. Se llevaron tremendo chasco.
Fue uno de los triunfos más contundentes del PRI en los años recientes.
En una charla con Enrique Cambranis, por aquel entonces coordinador de la bancada panista en el Congreso local, éste admitió que fueron sorprendidos:
«Nunca vi una movilización tan grande como la que orquestó Fidel Herrera. Cuando quisimos reaccionar fue demasiado tarde».
Hoy tanto priistas como panistas dominan esas estrategias y en varios puntos de la entidad se prevén choques entre los operadores de ambas fuerzas políticas.
La contienda se percibe muy cerrada y cada voto, cada casilla, habrán de ser defendidos como si les fuera la vida en ello.
Precisamente ese es otro factor que debe ser tomado en cuenta. Cuando las elecciones son tan competidas y aflora tanta suciedad, el ciudadano anticipa que el día de la jornada electoral habrá de desatarse la violencia, y muchos deciden quedarse en su casa.
Corresponde al Estado brindar las confianza a la población de que podrá acudir a emitir su voto sin que ponga en riesgo su integridad.
La noche del domingo los candidatos volvieron a exponerse ante los electores en un debate organizado por el órgano electoral. Los veracruzanos habrán de valorar las propuestas y los perfiles de cada uno de ellos y reflejar su postura en las urnas.