Raúl López Gómez/Cosmovisión
Los candidatos se aferran a una fórmula que toman cual si fuera la quintaesencia existencial del universo político la cual es:
Foto Emblemática + Frase » que pegue» + Branding del partido al que pertenece y listo…
Todos tienen miedo de soltar esta fórmula, todos usan el branding del partido olvidando su branding personal que puede ser por mucho más efectivo, la foto es necesaria pero hasta cierto punto, no llegar al hartazgo y la frase creativa tiene mucho que ver con el momento político y social del país.
¿Qué pasaría? si los candidatos aferraran a su branding personal, a su declaración de principios a una campaña tipo Gandhi (la librería), donde la frase es más fuerte que incluso el logotipo, con la cual haces pensar al que te lee, que pasaría si el 50% de sus textos fueran para decir que han hecho y no que van a hacer porque casi todos los ciudadanos sabemos lo que se tiene que hacer, nadie inventa el hilo negro, pero se bloquean, les entra un miedo atroz por los intereses que representan llegar a equivocar la campaña.
Como creativo he participado en casi 10 campañas en algunos casos el candidato era tan buena persona que no necesitaba una gran campaña incluso tenía que salvarlo de la dichosa fórmula porque entonces se cae en la igualdad que no en la singularidad.
Pero cuando recorres mucho territorio nacional hablando con todos los actores políticos y viendo lo que contestan los ciudadanos cuando los abordan los candidatos te das cuenta que quien ha respaldado esa fórmula barata es el mismo ciudadano, que pide en muchos caso » ver a su gallo», en Cozumel en alguna ocasión en plena campaña le dijeron al candidato » queremos playeras bordadas de éstas baratas no», en la sierra de Veracruz alguna vez vi un caso en el que era más barato reubicar 30 habitantes que llevarles agua y drenaje que costaría millones pero ellos no quisieron moverse, en otros casos la campaña se convierte en una serie de espionaje nacional región 4 en la cual el juego de poderes comienza desde el líder de colonia pasando por todos los que anhelan » el hueso» entorpeciendo la verdadera democracia.
No podemos cambiar la fórmula mesiánica del candidato porque gran parte de la sociedad lo está requiriendo de ésta forma y pues como dicen » al cliente lo que pida»
Las campañas que analicé son todas iguales solo cambian en la calidad de sus producciones vía por el presupuesto que tienen que hacerlo, pero les voy a dar un dato inútil, hace algunos años cuando el internet no era tan preponderante realizamos una campaña de vídeos de redes ciudadanas, cada persona de plano «evangelizaba» a su vecino con su DVD y nos fue muy bien, si bien el candidato no ganó en esa ocasión lo que nosotros llamamos el COSTO POR VOTO fue espectacularmente bajo comparado con el que si ganó que invirtió sumas estratosferas para llegar a la victoria, en esa campaña siempre supimos que si nos hubieran dado 10 días más lo hubiéramos logrado a base de creatividad y con un candidato que en verdad se mostraba como en realidad es, su branding personal era superior a la de su partido.
Las campañas ya arrancaron pero sugiero algunos puntos para mejorarlas:
En Roma cuando se postulaba algún personaje para el Senado debía poner por delante todo lo que había hecho en diferentes cargos como Questor, Cónsul, Tribuno, Edil, etc, la única forma de avalarse era por lo que se había hecho y no por lo que se pretende hacer, eso cualquiera lo sabe.