Crítico, nivel del río desde Carranza hasta Minatitlán
XALAPA, Ver., 14 de marzo de 2016.- Las zapatillas, el maquillaje y el manicure siempre fueron parte de su estilo; pero desde hace cuatro años poco usa sus vestidos, faldas y tacones para vestir el uniforme de la Policía Estatal de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).
Es una veracruzana destacada, ha puesto su vida en riesgo en repetidas ocasiones en el cumplimiento de su deber participando en operativos antisecuestro; ha sido reconocida internacionalmente por esta labor.
Esperanza Vallejo Chimellose formó en el Agrupamiento Tajín bajo los nuevos modelos que establecen los acuerdos nacionales en materia de seguridad.
Es madre de un pequeño, también es esposa, hija, hermana y asegura que por ellos sirve a los veracruzanos con lealtad y honradez.
“Mi hijo es el más emocionado, porque sus amiguitos en la escuela siempre le preguntan de mi trabajo, y bueno, a veces cuando llego a la casa con mi uniforme y el arma no deja de sorprenderse, él se siente muy orgulloso de que su mamá sea policía”.
Reconoce que le ha resultado complejo ser madre y policía a la vez; el tiempo dedicado a su carrera policial es muy demandante e incierto, “pero gratificante a la vez, tengo el respeto de mi hijo, porque a pesar de pasar poco tiempo con él, siempre estoy al pendiente, por eso no puedo fallarle a Veracruz, porque estaría fallándole a mi propio hijo”.
“Yo tengo una formación profesional, estudié la licenciatura en Administración de Empresas, pero sí hay que aprovechar los tiempos al máximo con mi hijo, él está al cuidado de su papá, cuando son mis descansos estamos juntos en familia y hacemos todo lo que queda pendiente en mi ausencia, mi mamá y mi hijo dependen de mi”.
La oficial cuenta que pese a los reclamos de la familia en momentos adversos para que deje la carrera policial, ha desistido toda vez que –reitera– ha sido privilegiada con la vocación de servicio.
“Mi hijo lo ha entendido muy bien, pero bueno, desde luego que a veces hay reclamos. Mi esposo al principio no quería que yo fuera parte de la Policía del Estado, como hombre, pues no deja de ser machista, pero ahí vamos, sí me han tocado momento complicados, sobre todo cuando se está en medio de una balacera, la adrenalina no te permite distracciones, el objetivo son los delincuentes, por eso cada que nos llaman a un servicio me encomiendo a Dios y lo mismo hago por mi hijo cada día”.
Reconoció que se desamina cuando la sociedad se expresa mal de la policía.Y si bien, dijo, “claro que hay policías malos, también hay muchos buenos, los que tenemos valores, los que somos honrados y comprometidos con nuestro estado”.