Carlos Ramírez/Indicador político
Periodismo y crimen
El anuncio de las autoridades de Estados Unidos causó sorpresa en México.
Las autoridades del Departamento del Tesoro acusaron a Naim Libien Tella, dueño de los diarios mexicanos Uno más Uno y Amanecer, de tener vínculos con la organización criminal conocida como “Los Cuinis”, grupo del narcotráfico ligado al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
El director interino de la Oficina para el Control de Bienes Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés), John E. Smith, aseguró que Libien Tella proporciona apoyo a las actividades de tráfico de drogas de “Los Cuinis” y de su líder, Abigael González Valencia.
“Mediante su relación con Naim Libien Tella, la organización de tráfico de drogas Los Cuinis ha utilizado al diario mexicano Uno más Uno para promover actividades de tráfico de droga”, dijo el funcionario del Gobierno de Estados Unidos.
Como medida en contra de las presuntas actividades ilícitas del propietario de estos periódicos, el gobierno de estadounidense señaló a Naim Libien Tella y a sus empresas –Uno más Uno, Diario Amanecer, Aerolíneas Amanecer y Valgo Grupo de Inversión- como Narcotraficantes Especialmente Designados.
Con ello, cualquier activo que esas empresas puedan tener bajo jurisdicción estadounidense será congelado, además se prohíbe a las entidades de ese país realizar actividades comerciales o de negocio con ellas.
La reacción no se hizo esperar.
En la edición de este jueves el periódico Uno más Uno publicó una carta de su director, dirigida a la opinión pública.
“Niego rotundamente algún nexo (con organizaciones criminales)… y pongo a disposición de las autoridades norteamericanas y de las mexicanas, cualquier información acerca de mis actividades comerciales y privadas”, responde el empresario.
Argumenta que los rotativos de su propiedad “han sido severamente críticos contra el narcotráfico y sus variantes”. Dice que por años han exhibido a los carteles que envenenan a mexicanos y estadounidenses “y en referencia al cartel de Los Cuinis o Nueva Generación, estos diarios difunden y exhiben a este grupo delictivo”.
Aunque ya no es ni la sombra de lo que llegó a ser, el periódico Uno más Uno -formado a partir del ataque al periódico Excélsior- en los años 70, tuvo momentos en los que era referente obligado para conocer el acontecer nacional. Por sus páginas pasaron periodistas de la talla de Manuel Becerra Acosta, Miguel Ángel Granados Chapa, Carlos Payán, Carmen Lira y Héctor Aguilar Camín, algunos de los cuales saldrían más tarde para fundar el periódico La Jornada.
Hay quienes aseguran que la debacle definitiva de este periódico se dio en el 2002, justo cuando fue adquirido por el empresario mexiquense Naim Libien, quien rompió totalmente con su estilo y lo llevó hacia el amarillismo.
Lo trascendente de este caso es que se hace referencia directa a un medio de comunicación por sus vínculos con la delincuencia organizada, tema que está vedado para las autoridades mexicanas.
Si en México un servidor público o un político sugiere que un medio de comunicación está vinculado con el narcotráfico, de inmediato es señalado como “represor” y acusado de “atentar contra la libertad de expresión”.
El señalamiento de las autoridades de Estados Unidos contra el propietario de los periódicos Uno más Uno y Amanecer no es (dista mucho de serlo) cosa juzgada. Sin embargo, en el vecino país del norte ya tomaron medidas en contra de este empresario.
Habrá que esperar, ahora, la postura de las autoridades de México. Es importante que digan si tienen conocimiento de este supuesto vínculo criminal y si han tomado acciones al respecto.
No debemos espantarnos. De pronto se nos olvida que los medios de comunicación son, en su mayoría, empresas comerciales, y sus propietarios tienen como uno de sus objetivos, acumular capital.
No faltarán –como sucede en otros giros comerciales- empresarios periodísticos que encuentren una salida fácil en la asociación con grupos criminales, embozados en la garantía de libre expresión.
¿Cuántos de esos estarán asentados en Veracruz?
Hay quienes lo saben, pero prefieren no agitar ese avispero.
* Este texto es responsabilidad absoluta del autor.