Andi Uriel Hernández Sánchez/Contrastes
La cercanía de la decisión final, la aparición de nuevos personajes que quieren participar en la contienda, y la falta de señales claras, contundentes, sobre el camino que habrá de seguir la sucesión en Veracruz, son factores que han provocado que los más fuertes aspirantes a la gubernatura se equivoquen y den muestras claras de su desesperación.
Bien dicen que “en casa del jabonero, quien no cae, resbala”, y eso ha estado sucediendo con los dos senadores veracruzanos del PRI, lo mismo que con el dirigente estatal de ese partido.
Se equivoca Héctor Yunes Landa al asumirse como el poseedor de la verdad, como el fiel de la balanza sucesoria, al sentenciar que para la militancia priista “sólo hay de dos sopas: Pepe Yunes o Héctor Yunes”.
Jura Héctor Yunes que esa fue la conclusión del encuentro de los dos senadores con el dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, y el coordinador de los legisladores priistas en la Cámara Alta, Emilio Gamboa Patrón.
Se olvida Yunes Landa de que él no es el único que puede contar lo que ahí sucedió. El propio Manlio Fabio Beltrones trajo a Veracruz su versión de dicho encuentro.
El dirigente nacional del PRI asegura que nunca comprometió la designación de la candidatura para nadie, y que el único tema a tratar fue el llamado a la unidad y la disciplina.
Manlio Fabio Beltrones mencionó que para cumplir con la cita con los senadores veracruzanos, se vio forzado a abandonar por varias horas a su esposa, Silvia Sánchez, quien se encontraba internada en un hospital. En el encuentro les hizo la invitación para que asistieran al relevo de la dirigencia estatal del PRI en Veracruz. Ambos aceptaron y quedaron muy formales de estar presentes.
Pepe Yunes no cumplió.
Se equivoca Alberto Silva cuando asume que la sola simpatía del Gobernador Javier Duarte será suficiente para conseguir la suma de voluntades a su favor. Se equivoca si piensa que al unísono, los otros aspirantes de La Fidelidad se sumarán a su proyecto. Se equivoca si cree que el golpeteo que ha sufrido en los días recientes es espontáneo o promovido por la oposición.
Alberto Silva no sólo debe ser, sino parecer. Debe mostrarse como la cabeza de un importante y poderoso grupo político, que lleva ya casi dos sexenios en el Poder. Debe mostrar músculo, pero también debe hacer equipo, el equipo que eventualmente habrá de llevarlo a nuevos y mejores derroteros.
Se equivoca Pepe Yunes cuando pide el apoyo de un alto funcionario de la administración estatal, y a las pocas horas le lanza un misil.
Pasó semanas el senador oriundo de Perote decidiendo dónde habría de realizar su informe de labores. Las primeras propuestas se referían a un sitio al aire libre, con amplia capacidad. Se llegaron a mencionar el Malecón de Veracruz y el Estadio Xalapeño. Sin embargo, poco a poco se fueron dando cuenta de que noviembre no es el mejor mes para realizar un evento en un espacio abierto, por lo que tuvieron que revisar las opciones en un recinto techado.
Para eventos de ese tipo no hay mejor escenario que el World Trade Center y Harry Grappa, secretario de Turismo, accedió amablemente a facilitárselo, seguramente con la venia del Gobernador.
Sin embargo, este lunes salió a los medios una cercana colaboradora del senador Yunes Zorrilla, Jéssica Sánchez Dávalos, para anunciar su decisión de contender por la diputación local, justo por el mismo distrito que busca Harry Grappa.
Eso no hace más que abrir un frente donde no lo había.
Son momentos de mucha tensión. Cada gesto, cada palabra, cada decisión puede tener repercusión en la decisión política que vaya a tomarse en la capital del país.
Son tiempos de moverse, sí, pero con pasos firmes, bien medidos.