Este fin de semana, Mocedades Sinfónico llega a Xalapa
XALAPA, Ver., 1 de noviembre de 2015.- Una de las tradiciones más arraigadas de los mexicanos es la celebración en honor a los muertos los días 1 y 2 de noviembre.
En estas fechas se recuerda a los fieles difuntos mediante la colocación de un altar que incluye, entre otros elementos, la flor de cempasúchitl y el incienso.
Román Güemes Jiménez, investigador de la Universidad Veracruzana, señala que en la actualidad la típica flor con tan “sui generis” aroma se mira sólo con fines comerciales, cuando en realidad representa toda una tradición en este país.
“Significa pureza, vida, y muerte. Es la base en la que se construye la tradición. El cempasúchitl no sólo es una florecita amarilla que huele; es todo un simbolismo, representa la juventud, el inicio de la vida, la pureza, el sol naciente, la cultura misma está representada en esta flor, la cual creo debería ser la flor nacional”.
Destacó que en el siglo pasado la flor de cempasúchitl no se vendía, se regalaba o intercambiaba por las ideologías mágico-religiosas.
“El hecho de que el elemento rector de la celebración por el encuentro con los muertos tenga fines de lucro, ha distorsionado la tradición y, en consecuencia, el desinterés en las generaciones actuales en estas prácticas”.
Además, lamentó que aunque las tradiciones mexicanas aún sobreviven, año con año se deterioran debido a la invasión de las creencias extranjeras.