Carlos Ramírez/Indicador político
Parricidio político; ¿y por qué en Veracruz no?
No cabe duda: unos son los lazos familiares, de sangre, y otros los lazos políticos, familiares si se quiere, pero por conveniencia, por interés y hasta por complicidad. Pero la condición humana a veces no distingue ni siquiera los primeros y no respeta ningún vínculo, y a veces procede o toma acciones que afectan a un familiar suyo de sangre e incluso a toda la familia. Ejemplos se dan a diario: hijos contra padres, hermanos contra hermanos, primos contra primos, primos contra tíos, que ya pelean una herencia, alguna posesión material, etc. Muchas veces llegan hasta los hechos de sangre. Si eso sucede entre familiares de sangre, cuantimás se puede esperar entre familiares o parientes políticos.
Acaso el caso más célebre es el de Marco Junio Bruto, Bruto, quien junto con un grupo de senadores asesinó de 23 puñaladas a Julio César. Cuando éste cayó a los pies de una estatua de Cneo Pompeyo Magno pronunció la célebre frase que pasó a la historia y que siempre sale a colación en ocasión de un magnicidio político: ¿Tú también Bruto, hijo mío? Esto último porque Bruto era hijo de Servilia, la más famosa amante de César, incluso se decía que Bruto era hijo de César. La historia dice que no lo era pero que César lo amaba como a un hijo, tanto que de la batalla de Farsalia lo rescató y lo envió a Roma para que siguiera su carrera política. Terminó asesinándolo y, claro, la historia de Roma cambió.
En México se recuerda cuando el entonces presidente José López Portillo parodiando la frase le hizo un reproche mediante un desplegado público que pagó el legendario jefe de prensa Pancho Galindo Ochoa (todavía trabajamos juntos algunos días en la precampaña del licenciado Miguel Alemán y me comentó que el médico le había prohibido volar por problemas cardiacos) a su antecesor Luis Echeverría, de quien se sintió traicionado por haberse sumado a las críticas que le hacían a su gobierno y le espetó: “¿Tú también, Luis?”.
Traigo a cuenta esto porque desde el miércoles pasado, 19 de agosto, se armó un revuelo en las filas del PAN cuando trascendió que el expresidente del CEN blanquiazul, Gustavo Madero, no sería el coordinador de la bancada panista en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, por decisión del joven Ricardo Anaya, el nuevo líder nacional del PAN, al que el mismo Madero hizo y llevó al poder de su partido. Sin embargo, a partir de entonces comenzó una serie de versiones, que si en efecto Anaya le había cortado la cabeza a su padre político putativo, que si Madero era el que había pedido no ser, que si patatín que si patatán. Quedaba la duda hasta que ayer el diario El Universal publicó audios que obtuvo subrepticiamente de la reunión plenaria de los nuevos diputados federales blanquiazules, celebrada en Tijuana, donde se escucha cómo Madero se queja de que en efecto fue vetado y que después de “un manotazo” le dijeron “ya no vas”. Ya no queda duda de que como le dijo un garganta azul al columnista parlamentario Francisco Garfias, del diario Excelsior, se trató de un “parricidio precoz”. El nuevo líder de la bancada es Marko Cortés, otro joven, cercano a Anaya y presuntamente otro hijo putativo de Madero. Pero lo sacrificaron.
Ricardo Anaya tenía que hacerlo si quería ser él quien tomara las decisiones políticas de su partido, quien imprimiera un sello personal a su gestión al frente del CEN del PAN, quien asumiera toda la responsabilidad pero porque acertara o se equivocara él y no por lo que pudiera haber decidido Madero tras bambalinas, tenía que sacudírselo, que no le hiciera sombra, pero que tampoco le impusiera colaboradores. A partir de ya la responsabilidad histórica es de Anaya y todo lo que pase en su partido, bien o mal, todo lo que negocie con el gobierno priista de Peña Nieto, la postura que fije tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores, el contenido de sus pronunciamientos ante los grandes temas nacionales irán a su cuenta. Una vez que Anaya tuvo el poder decidió ejercerlo a plenitud, como debe ser en política, y lo primero que hizo fue cortarle la cabeza a quien podía impedírselo u obstaculizarlo porque quisiera seguir influyendo en la toma de decisiones o porque quisiera seguir tomando las decisiones. Él bien sabe, y se ve que sabe bien, que el poder no se comparte. Lázaro Cárdenas no sólo se sacudió a Plutarco Elías Calles, quien le facilitó la llegada al poder pero quiso seguir siendo el poder tras el trono y el michoacano no lo dudó y lo expulsó del país.
Yo todavía me preguntó por qué Javier Duarte de Ochoa no hizo lo mismo que Anaya, por qué no se sacudió desde un principio y para siempre a Fidel Herrera Beltrán, quien cuando llegó al poder no sólo acabó con cualquier huella del gobierno alemanista sino que incluso denunció que le había heredado una deuda de 3 mil millones de pesos y que no tenía ni para pagar el aguinaldo. Duarte pudo habernos dicho a los veracruzanos el desastre económico que le heredaba, la enorme deuda de 25 mil millones de pesos que recibía y el montón de obras inconclusas o sin iniciar que le dejaba aunque ya se habían pagado. Incluso salvando a su mentor político pudo haber iniciado acción contra los responsables y no debió haber dejado que le recomendara o impusiera colaboradores. No lo hizo y hoy paga las consecuencias. Como calló, mañana la historia no va a decir que fue Fidel sino que fue Javier. Lo hubieran acusado de parricidio político, sí, pero quizá el mismo Fidel lo hubiera entendido y aceptado porque toda posibilidad cabe dentro de la política. Quizá hasta hubiera terminado por admirarlo al ver su firmeza de decisión, que no había elegido mal. Pero la historia ya está casi escrita y el caso de Anaya y el caso de Veracruz quedan como ejemplo de lo que se debe y de lo que no se debe hacer en política.
Viene Ruiz Esparza
El secretario de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP), Tomás Ruiz González, anunció que el próximo 4 de septiembre estará en gira de trabajo en Veracruz el secretario de Comunicaciones y Transportes (SCT), Gerardo Ruiz Esparza… Esto para dar inicio a obras magnas de infraestructura carretera que en su conjunto superan los diez mil millones de pesos, que comprenden las autopistas Cardel-Poza Rica y Tuxpan-Ozuluama… Esto sin contar la inversión de más de 3 mil 500 millones de pesos para la autopista Córdoba-Xalapa y una cantidad similar para el Túnel Sumergido que harían un total de 17 mil millones de pesos… Vaya que tiene trabajo el secretario estatal, pues además están las inversiones de 520 millones de pesos para carreteras estatales y otros 400 millones para mejorar la red caminera de las zonas serranas… Bien por Francisco Licona y Billie Jane Parker, quienes encabezan a la Asociación de Periodistas de Veracruz “Noé Valdés”. Tiene respuesta su convocatoria a estos encuentros en los que se detalla la obra estatal. (Con información de Odila Romero).
Pepe, en el cumple de Armando López Contreras
El senador José Francisco Yunes Zorrilla acompañó ayer a su amigo y asesor Armando López Contreras en una comida por su cumpleaños que tuvo lugar en Coatepec. Pocos políticos (Brito, Morgado, Garrido, Ricardo Landa), varios amigos (Carlos Vasconcelos, Aguilar Yarmuch…) y muchos periodistas, por primera vez con nosotros Maryjose Gamboa, quien fue objeto de una cálida bienvenida. Pepe llegó acompañado de Tomás Ruiz y de Zita Passi.