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XALAPA, Ver., 14 de agosto de 2015.- La participación de las mexicanas en los quehaceres agrícolas es cada vez más común, aunque su presencia poco se observa en la toma de decisiones, explicó la investigadora de la Universidad Veracruzana (UV), Estela Casados González, quien dijo que en el extranjero son contratadas por su óptimo desempeño,
Indicó que en México, la migración de los jefes de familia también genera que las féminas asuman el papel de jornaleras, e informó que son pocas las campesinas que pueden llegar a formar parte de los consejos ejidales en Veracruz e incidir en la toma de decisiones, por lo que en su mayoría sólo trabajan directamente en la labor productiva.
«Con el cambio que hubo en el artículo 27, los varones pueden irse a Estados Unidos o a cualquier otro punto y dejar al frente a sus esposas o a las mujeres de la familia, para que los representen en las asambleas ejidales, esto no era posible antes, pero ellas no toman las decisiones, ellas tienen que consultar«.
Lo anterior, derivado de que sólo unas cuantas de las mujeres del medio rural son dueñas de las tierras que trabajan, pues prevalece la tradición en las familias, y las tierras son heredadas directamente a los hijos varones y ellas quedan relegadas.
«Hay una tradición que está empezando a modificarse, pero que persiste, donde se va heredando la tierra a los varones de la familia (…) son muy pocas las que son propietarias de las tierras que trabajan, generalmente son jornaleras agrícolas».
Incluso, reveló que en muchos de los casos, al no contar con la posibilidad de dirigir la producción en la que se desempeñan, las mujeres se convierten en mano de obra gratuita para la familia o los ejidatarios.
En ese sentido, Casados González lamentó que esa gran mayoría de mujeres que no poseen tierras propias, queden en una situación que les impide acceder a capacitación en la materia o recursos de apoyo para la producción, pues estos beneficios, dijo, se gestionan para quienes poseen los ejidos.
«Este tipo de beneficios que se logran a través de proyectos productivos que se dan a partir de algunas instancias gubernamentales, pues no los alcanzan. Por muchos motivos, la situación de las mujeres del campo no es la más favorable, va cambiando, pero también es verdad que es muy difícil acabar con la imagen de una mujer que se debe doblegar y subyugar a la voluntad de los varones y de la comunidad».