Raúl López Gómez/Cosmovisión
Los alemanistas para cerrar
Los conozco bien. Trabajé con ellos en los últimos 3 años del sexenio de Miguel Alemán Velazco. Todos son como el exgobernador. Tipos experimentados, capaces, conservadores que no olvidan el vanguardismo, reconocidos en Veracruz y México, personajes que «no se cuecen al primer hervor»; leales a quienes le sirven e implacables contra quienes delinquen; son también, por razones muy claras, los que escogió el Gobernador Duarte para cerrar en varios rubros su administración: los alemanistas.
Ricardo García Guzmán, lo recuerdo sonriente pero no por ello blando, afecto a las medidas disciplinarias fuertes, como aquel decreto donde todos los empleados de Gobierno terminaban su jornada laboral a las 6 de la tarde, y el que se quedaba sin que su función fuera necesaria, se adjudicaba una sanción. El objetivo: medidas de austeridad que le ahorraban recursos al erario. Así es Ricardo García. Polémico, sí; eficaz, también; confiable, mucho; implacable, demasiado; por eso lo pusieron para cerrar el sexenio, y ha ido limpiando las cosas, a paso firme, demasiado firme.
Antonio Gómez Pelegrín, lo recuerdo como allegado colaborador de Don Juan Maldonado Pereda, hombre de su confianza y círculo cercano. El hoy Secretario de Finanzas y Planeación siempre tuvo el don de organizar los recursos económicos que se tienen, sean pocos o muchos; docto para gestionar y «bajar» dinero de la Federación, su amabilidad extrema y capacidad le permiten negociar con los que necesitan cobrar, convencerlos y llegar a acuerdos. Con la pericia de Juan Manuel Del Castillo ha logrado conducir el hoy intimidante monstruo de la Sefiplan. Gran «cerrador» para los «dineros».
Flavino Ríos Alvarado fue llamado para sellar los asuntos de la Secretaría de Educación. Lo recuerdo desempeñando varios encargos públicos, pero en especial, el de Secretario de Gobierno de Miguel Alemán. Hábil para destrabar conflictos y negociar hasta con los grupos más radicales. Con su hablar pausado siempre lanza argumentos sólidos, de esos que te invitan a la reconsideración de la queja. Tan eficaz fue en su tarea que sonó mucho para suceder a Alemán Velazco. Sin duda, el Gobernador puso a un gran negociador para tratar con el Magisterio veracruzano en un difícil ambiente de Reforma Educativa, ¡nada más!
Ramón Ferrari Pardiño es rescatado para salvar una Secretaría que se encontraba en la opacidad, en la absoluta inoperancia, y que sin duda, estaba afectando el trabajo del Gobernador Duarte: la de Desarrollo Agropecuario. Con experiencia de sobra, el Doctor vino a restructurar la misma dependencia que comandó con Miguel Alemán. Apenas llegó hizo lo mismo que hace dos sexenios: dialogar mucho y apoyar, sin mentiras, a ganaderos, agricultores, cañeros y demás, ayudando a cumplir lo que Duarte de Ochoa había defendido mucho en el discurso: el crecimiento del campo veracruzano.
Cuando Tomás Ruiz González llega a la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas en lugar de Gerardo Buganza, mucha polémica se levantó entre los analistas veracruzanos, sobre todo porque al inicio de la administración duartista se desempeñó como Secretario de Finanzas y Planeación, situación por la cual se le calificó injustamente, cuando en realidad puso orden en la casa. Cierto es que si el Gobernador Duarte no lo considerara un gran elemento, no lo habría invitado a regresar a una dependencia tan importante como la llamada «mega Secretaría», la SIOP. Ruiz González vino a cerrar con finura polémicas obras, como el Túnel Sumergido y otras más.
Si el Gobernador Javier Duarte colocó estratégicamente a ex titulares de Miguel Alemán en dependencias claves no fue sólo porque se los recomendaron, sino porque saben negociar, escuchar, ordenar, apretar, cerrar y componer. Se recomiendan solos. El que es bueno repite, ahí están los alemanistas, repitiendo.