Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
* Los números del PAN
Tras la crítica que hiciera la exprimera dama del país, Margarita Zavala, por los pobres resultados obtenidos por el PAN en la reciente elección federal, el propio presidente de ese partido, Gustavo Madero, salió a dar la cara y asumió la responsabilidad de los descalabros, pero pidió no caer en juicios sumarios.
El Partido Acción Nacional está haciendo su propia evaluación de lo conseguido en las elecciones del pasado 7 de junio y la entidad veracruzana es un claro ejemplo del terreno que perdió esa organización política.
Curiosamente, en Veracruz no fue el dirigente albiazul, Jesús Mancha, el que salió a dar una explicación de lo sucedido en la elección de diputados federales. Fue Miguel Ángel Yunes Linares, candidato por la vía plurinominal, quien intentó explicar lo sucedido hace tres semanas.
En entrevista con el periodista Raymundo Rivapalacio, retomada por el periódico Capital Veracruz, Yunes Linares habla de un proceso electoral distinto:
“Todos los partidos disminuyeron su presencia, hubo una pulverización del voto y se dieron efectos anormales en algunos estados en los que las candidaturas ciudadanas fueron preferidas por la ciudadanía; esto nos indica que vivimos una elección atípica y que marcará un parte-aguas en la historia del país”, explicó.
Margarita Zavala no se anduvo con rodeos. Para ella, los resultados acumulados demuestran una fragilidad del PAN. Advierte que a nivel federal, es el peor resultado que ese partido ha tenido desde 1991, y le llama la atención que esto suceda justo cuando el PRI y su Gobierno tienen el peor nivel de aprobación, lo que generaba altas expectativas para el panismo.
Gustavo Madero se limitó a responder que se trató de una elección “de claroscuros”, en donde tuvieron “extraordinarios avances en lo local” y se decantó por que el PAN encabece la construcción de un frente amplio opositor para competir con el PRI-Gobierno y sus partidos satélites y ganar el 2018 con un gobierno de coalición.
En Veracruz, Yunes Linares –un aliado del dirigente nacional panista- rechazó que los resultados negativos representen un castigo de los votantes por la participación del PAN en la aprobación de las reformas estructurales y en el Pacto por México, pues en su opinión, lo que hizo ese organismo político fue actuar como una fuerza opositora que le otorgara equilibrio a la democracia.
Lo cierto es que los números resultan muy desfavorables para el proyecto personal –o de familia- de Yunes Linares. En su entrevista con Rivapalacio, el jefe del Clan Yunes sugiere a los priistas no excederse en optimismo: “Si el PRI piensa que en 2018 tiene garantizada la elección con ese 29% se está equivocando en serio; veremos a un país en otras circunstancias y con una sociedad mucho más informada que empieza a creer en las candidaturas independientes”, advirtió.
Pero la apuesta de Miguel Ángel Yunes Linares no estás en el 2018, sino en el 2016, y es muy poco el tiempo como para que el PAN recupere casi medio millón de sufragios, necesarios para ganar la gubernatura en la entidad.
Si Yunes Linares no consiguió en Veracruz las cifras que le habría prometido a Gustavo Madero; si Juan Bueno fue derrotado en Córdoba, si Víctor Serralde cayó en Huatusco y Joaquín Guzmán en Tantoyuca, ese partido se va quedando sin cartas para la elección de Gobernador.
Los triunfos en Veracruz y Boca del Río son meritorios, pero insuficientes para competir en todo el estado.
Dice Carlos Loret de Mola que ha detectado que Javier Duarte de Ochoa “irrita” a los principales miembros del gabinete federal. Quizá, pero en la coyuntura actual mandan los números, y al menos en el tema electoral el Gobernador de Veracruz le ha cumplido al primer priista del país.
Lo demás, para fines estrictamente políticos, es lo de menos.