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MÉXICO, DF, 23 de junio de 2015.- De las 22 personas que fueron abatidas por elementos del Ejército el 30 junio de 2014, dentro de una bodega en el municipio mexiquense de Tlatlaya, 11 fueron prácticamente fusiladas y otras cinco murieron realizando ‘‘maniobras instintivas de defensa’’, revelaron los peritajes de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) y de la Procuraduría General de la República (PGR).
Según La Jornada, en los documentos oficiales se dice que las armas de tres víctimas estaban descargadas, quienes en las primeras investigaciones se les señalaba como participantes en el enfrentamiento con los integrantes de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena); del resto de los fallecidos no se menciona que hubieran disparado contra los militares.
Los estudios forenses –con los cuales la PGR sustentó las acusaciones de homicidio en contra de tres soldados en agravio de nueve de las 22 víctimas– indican que los militares también utilizaron en estos hechos un fusil al que le borraron la matrícula y otra arma de la cual no se precisó su origen.
Los militares –siempre con base en los estudios– realizaron al menos 160 disparos y las 12 víctimas. Los soldados impactaron 60 balas, todas en la zona torácica de los presuntos delincuentes. El reporte refiere que tres balas lesionaron a un miembro del Ejército, y para el estudio forense se analizaron las huellas de los impactos en un chaleco antibalas.
Más información en La Jornada
http://www.jornada.unam.mx/2015/06/23/politica/003n1pol