Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
El «tapado» sigue tapado
Empecemos por repasar los términos del argot político-electoral. Un «tapado» es aquel personaje que nadie espera; el escondido, el que está abajo de la piedra; el que poca gente se imagina; el de excesiva «prudencia»; en pocas palabras, el que poco se asoma pero nunca, (y en verdad nunca), pierde presencia.
El «tapado» puede pasar meses e incluso años mostrándose y trabajando en bajo perfil, usando aquella máxima de «yo soy alfil del Señor Gobernador, me dedico a trabajar», apareciendo en medios; apareciendo junto al jefe; más no necesariamente a su derecha o a su izquierda, la posición es lo de menos, lo importante es aparecer, y claro, no dejar de salir en la foto.
Definido esto, el «tapado» no puede ser aquel que se ve, que se muestra, el «tapado» no es en esencia o en concreto, un aspirante declarado. Por ello, los Senadores Héctor Yunes o José Yunes, quienes públicamente han mostrado sus deseos de relevar al Gobernador Duarte, así como Erick Lagos o Alberto Silva, quienes sin decirlo con todas sus palabras, actuaron y actúan con intenciones concretas de contender, no son «tapados», son aspirantes formales, y no pasa algo por verlo así.
Piense en los que menos hablan, en los que menos aparecen, en los que se alejan un poco de los reflectores, esos son los auténticos «tapados», aquellos que en el momento indicado, a días o semanas de elegir al candidato, se «destapan» rápidamente y pueden ser fulminantes.
Hasta hace poco, Erick Lagos Hernández era uno de los «tapados» por la Gubernatura del Estado, hoy es un aspirante formal, su alta votación en Acayucan lo encartó de manera natural, además de posicionarlo quizá como Coordinador de Diputados Priístas Federales de Veracruz en el Congreso. Así pues, Erick Lagos ya no es un «tapado», las circunstancias lo sacaron de esa categoría, es aspirante formal.
En el caso de Alberto Silva, desde su desempeño como Coordinador de Comunicación Social dio muestras claras de sus intenciones, pero fue más durante su campaña para la diputación federal por Tuxpan, donde parecía que hacía dos estrategias, una para ganar la curul, y otra rumbo a la gubernatura. Tampoco es «tapado».
Si queremos hablar de «tapados» veamos hacia otros diputados electos o federales salientes que se han mantenido un poco al margen; veamos a empresarios que hablan poco, pero mantienen presencia; veamos a Secretarios de Despacho que por su encargo no pueden mostrar sus aspiraciones; veamos a los que las circunstancias actuales, o bien, por decisión propia, aún tienen la «capucha» puesta.
Tanto «tapados» como aquellos que no lo son tienen a estas alturas las mismas posibilidades, pues el tiempo de exposición o de intención no es factor que determine al ganador. La historia electoral de nuestro país, sobre todo de los ochenta a la fecha, nos ha arrojado algunos casos de Presidentes y Gobernadores, principalmente, que surgieron como «tapados». La moneda sigue estando en el aire para «encapuchados» y formalmente declarados.