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ROMA, Ita., 13 junio de 2015.- Es posible reducir la pobreza extrema y la desnutrición de forma acelerada, sustancial y sostenida, por lo que nuestra generación puede y debe ser la que acabe con el hambre en el mundo, dijo el presidente Enrique Peña Nieto ante líderes de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Para lograrlo, aseguró, es imprescindible que haya voluntad política, una clara identificación de la población objetivo y una estrategia integral que sume recursos y acciones en su favor. “El reto es incrementar 60 por ciento la producción sustentable de alimentos para satisfacer la demanda de los nueve mil millones de personas que se estima habrá en el planeta en 2050”.
En sesión previa a la clausura de la Conferencia Anual de la FAO, expuso que el primer paso es reconocerlo y asumir el compromiso político de hacerle frente. “Eso fue lo que hemos hecho. La Cruzada Nacional contra el Hambre es una estrategia transversal de inclusión y bienestar social que opera en todo el país”.
Asimismo hizo referencia a la iniciativa Mesoamérica sin Hambre, que cuenta con un financiamiento inicial de tres millones de dólares aportado por México. “Por eso les invito a que trabajemos juntos en una agenda post 2015 centrada en la inclusión social y en la oportunidad de generar progreso y prosperidad para todos”.
Finalmente reconoció que los avances son insuficientes, pues aún 795 millones de personas en el mundo padecen desnutrición, y el calentamiento global pone en riesgo la seguridad alimentaria.