Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
¿Buenas o malas cuentas?
Pasada la tormenta electoral, es el tiempo de las evaluaciones.
Diversos medios nacionales hablan de lo mal que le quedaron al Presidente Enrique Peña Nieto varios gobernadores de su partido. Se refieren, por ejemplo, a José Calzada y Rodrigo Medina, de Querétaro y Nuevo León, a quienes se les atribuye la derrota de los abanderados priistas para sucederlos.
Se le reclama a Eruviel Ávila, del Estado de México, por haber perdido la alcaldía de Texcoco, ante Morena, y la de Naucalpan, con el PAN.
“En general, el balance para los mandatarios tricolores resulta negativo, toda vez que la del domingo fue una de las más bajas votaciones que ha recibido el PRI en años”, advierte la columna “Templo Mayor” del periódico Reforma.
Ahí mismo se critica la actuación del mandatario de Jalisco, el priista Aristóteles Sandoval, a quien se le acusa de haber ignorado las propuestas de su partido, y del centro, y haber operado con sus más allegados. Al final, advierten “no pudo evitar que Movimiento Ciudadano, encabezado por Enrique Alfaro, se convirtiera en el partido que más jaliscienses gobernará”.
En el caso de Veracruz el balance es muy subjetivo.
En efecto, el Gobernador le debe haber informado al Presidente Enrique Peña Nieto que se ganaron 16 de los 21 distritos. Lo que quizás otros le informen al primer priista del país es que los cinco distritos perdidos, corresponden a los centros poblacionales más grandes de la entidad: Veracruz, Boca del Río, Coatzacoalcos, Xalapa y Poza Rica.
Si el próximo año, el candidato del PRI a la gubernatura pierde en esas ciudades, lo más probable es que pierda la elección, pues ahí se concentra un altísimo porcentaje del padrón electoral.
Toca entonces al priismo de Veracruz revisar a detalle lo sucedido en esos cinco distritos, para corregirlo lo más pronto posible, toda vez que queda poco tiempo para construir una propuesta electoral sólida hacia el 2016.
Son momentos de fortalecer los bastiones ganados (como Córdoba, Huatusco, Tantoyuca, Pánuco y Papantla) y trabajar para recuperar los que se perdieron. En algunos casos el error habrá estado en la selección del candidato, en otros en una mala lectura del reclamo social. No hay que perder de vista el llamado “fuego amigo”, esto es, los actos de traición de priistas inconformes con la selección de aspirantes a las diputaciones federales.
Veracruz entrega al centro buenas cuentas, pues le agrega 16 legisladores a la bancada unida del PRI y del Partido Verde, pero enciende los focos amarillos por haber caído en los distritos con mayor padrón electoral, lo que representa un riesgo real para las elecciones locales del 2016.
¿Buenas cuentas?
Todo depende del enfoque que se le quiera dar a este proceso.
Lo cierto es que no se presentó la tragedia que tantos auguraban al gobernador Javier Duarte y al PRI, aunque tampoco son cifras como para declarar tres días de fiesta.
El análisis frío y detallado del proceso deberá dar luz sobre lo sucedido y lo que se debe corregir de inmediato.