Raúl López Gómez/Cosmovisión
Una elección diferente
La jornada que vivimos este domingo no tiene precedentes.
La coyuntura era inédita.
Un proceso electoral que estrenaba reglas, resabios de agitación social provocada por las reformas estructurales que se aprobaron un año antes, y la cada vez más evidente guerra interna entre los grupos de poder en el país, fueron los factores que se convirtieron en pasto seco para favorecer la conflagración.
En los días previos a la jornada electoral ya se hablaba de una estrategia de grupos subversivos –a la que habrían bautizado como “junio negro”- para aprovechar el foro que representa una elección nacional y desestabilizar al gobierno de Enrique Peña Nieto.
Las condiciones no podían ser mejores. Las autoridades pasan por uno de sus peores momentos en materia de credibilidad y los ánimos se encienden con más facilidad cuando se bombardea a la población con infinidad de referencias a sonados casos de corrupción desde la esfera del poder.
Los actos más sonoros de protesta y de franca agresión a las instituciones, en los días previos a la elección, se dieron en los estados de Oaxaca, Chiapas y Guerrero, pero el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong advirtió desde el pasado viernes que pondrían en función un operativo de vigilancia con el Ejército, la Marina y la Policía Federal “principalmente en la región sur-sureste del país”.
Los que vivimos en Veracruz lo pudimos percibir. Un patrullaje incesante y la percepción de que vivíamos en un estado de alerta.
Al final, la suma del desánimo social y el creciente temor a que se suscitaran hechos de violencia, dio como consecuencia la baja afluencia en las casillas.
A votar sólo fueron los que vendieron su voto.
La baja participación estaba prevista, en un proceso electoral en el que sólo se definía la Cámara de Diputados federal, y en el que los candidatos estuvieron amarrados por las nuevas reglas electorales, que les impidieron hacer el derroche de propaganda de otros procesos.
Antes de que se conozcan las cifras oficiales, el menos en Veracruz el partido en el poder se acercó mucho a sus metas.
El periódico El Universal hizo un cálculo de lo que costaría cada voto al Gobierno. Este medio advirtió que, de seguir la misma tendencia que en las elecciones intermedias de 2003 y 2009, este domingo habrían votado menos de 40 millones de mexicanos, por lo que –en sus cálculos- cada sufragio estaría costando 249 pesos.
Aclaran que para llegar a esa cifra se consideró un gasto público de 8 mil 584 millones de pesos, en el que se incluyeron el monto asignado al Instituto Nacional Electoral (INE) para la organización de la elección, los gastos de campaña autorizados a los partidos políticos y el presupuesto aprobado a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Con esas referencias, en un escenario ideal, si los 83.6 millones de electores en la lista nominal hubieran acudido a las urnas, el costo promedio del voto habría sido de 103 pesos
Las cifras que no considera este análisis de El Universal es lo que cada partido gasta y que no reporta al INE.
El tope para gastos de campaña aprobado por el INE para cada candidato fue de un millón 209 mil 528 pesos, una cifra irrisoria frente a los costos reales de 60 días de proselitismo. Cada partido político elaboró una contabilidad especial, contenida, para reportarla al árbitro electoral, y de forma subrepticia, sin factura de por medio, con pagos en efectivo, se cubrieron muchos otros gastos.
Son los puntos en los que el órgano electoral deberá afinar las reglas del juego. O refuerza su trabajo de fiscalización, o de plano eleva en forma considerable el tope formal de los gastos.
A pesar de los inconvenientes detectados en esta jornada electoral, a pesar, incluso, de la baja votación, el camino que ha emprendido México en pos de mejores instrumentos para la democracia, parece el correcto.
Es necesario, sin embargo, que la sociedad se involucre más, y que se incorporen mecanismos de control para herramientas que hoy por hoy actúan con total libertad, con sus consecuencias, como las redes sociales.
El siguiente examen sobre democracia lo presentará Veracruz en el 2016, con el relevo de gobernador y del Congreso local.
La carrera ya inició.